Escenarios artísticos para funciones suspendidas por no estar escritas todavía...
VEINTE DE ABRIL (no paraba de llover, luego tuvimos que quedarnos en casa). Decidí escribir mirando de reojo cómo resbalaba el agua por el ventanal, pero no conseguía arrancar con las palabras, no se me ocurría nada. Como daba la impresión de que llovería todo el día no tenía otra opción que mover mis dedos sobre el teclado y mi cabeza en torno a algo que conociera para que me resultara más fácil. O que no conociera para que así me diera igual como pudiera salirme. Por ejemplo, una cuestión recurrente de mis interminables circunloquios: -el tiempo pasa y no consigo descubrir el porqué de mis «temas» fotográficos-. Por ejemplo, antes de salir a pasear con Charlie, me digo: -caminarás despacio y reflexionarás sobre el sentido de tus fotografías, para encontrar el porqué; una vez iniciada la marcha y después de dar vueltas inútilmente al asunto durante un par de minutos me distraigo y me pongo a pensar tonterías-. Y es que no, me falta «cabeza» y sentido para lograr entender el porqué de lo que fotografío, me canso y desespero de no encontrar el quid de la cuestión y entonces dejo de pensar en ello. Veamos: llego a un sitio y si intuyo que es un escenario con «tema» me pongo en marcha sin más preguntas ni reflexiones, actúo a impulsos automáticos, compulsivos más bien, y ya está. Termino, recojo y me largo y ni siquiera me pregunto: ¿por qué has hecho lo que has hecho, tío? Para qué, si no voy a saber responderme, porque lo único que creo haber hecho es entreabrir tontamente la puertecita del subconsciente y la ocurrencia. Parezco gilipollas…
Oía, distraídamente (ahora los periódicos no los leo, los escucho, porque aprovecho mejor el tiempo), un artículo sobre Raymond Carver (me gusta mucho) de Cesar Antonio Molina, en el que dice: «un autor fundamentalmente autobiográfico…«, más adelante cita al propio Carver: «A mí en absoluto me molesta la narrativa autobiográfica. Antes al contrario…». El autor del artículo, Cesar Antonio Molina, matiza: «…partía de una idea aportada por la realidad y le añadía un tanto por ciento mucho mayor de imaginación». Por si fuera poco su talento, además, llevó una vida ya de por sí novelesca…
…Me pregunté qué podía hacer en unas habitaciones ruinosas en las que ya había trabajado dos años antes y que podían caerme encima esa misma mañana. Me dije: podría fotografiar una Gran Oreja en el pueblo vacío de Oreja. Sonreí y me contesté ¡pero qué gilipollas eres! Pues porque no llevaba ninguna Gran Oreja (ni pequeña, salvo las mías) si no lo habría hecho, vaya que sí. Creo que mi paranoico sinsentido crece cada día; o quizá sea que por fin me estoy acercando a la Nada. Los humanos solo tenemos dos salidas, lo vengo diciendo, o enloquecemos o entontecemos, no hay otra. Yo no sé todavía qué lado se va imponiendo, quizá ninguno y sean los dos los que me devoran ansiosamente…»Es el loco que hay en nosotros el que nos obliga a la aventura; si nos abandona, estamos perdidos… Subsisto y actúo en la medida en que desvarío, en que llevo a bien mis divagaciones. El verdadero vértigo es la ausencia de locura». Emile Cioran
NOTICIAS DE LA DICHOSA NUEVA WEB X: hay en esta epifanía un aspecto aparentemente ajeno y sin importancia que me crea una constante desazón a lo largo de todo el tiempo y no puedo ni controlarlo ni evitarlo. No es otra cosa que, el pasar una y otra vez la mirada por las fotografías que circulan presurosas por la pantalla, me retrotrae al pasado, a todo el pasado y a todas mis infinitas equivocaciones, no a las que están asociadas a la imagen de la que se trate sino a todo lo que tiene que ver con lo vivido y sobre todo con lo malvivido. Unos recuerdos me llevan a otros y todos a una espiral de lamento sin redención posible. No, no es que sienta que me he equivocado en tantas cosas, porque eso ya carecería de importancia, sino que siento que las cosas han sido así porque no podían ser de otro modo o, dicho de otra forma, si hoy tuviera una nueva vida a estrenar, todo me saldría igual. Es una cuestión de facultades y esas no pueden cambiarse. Desde el primer minuto el destino estaba servido…