En busca de la fe perdida… o el cura al que Dios no hablaba…
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA REALIDAD Y LA CIENCIA, (gracias a Jorge Wagensberg), en una introducción (ahora) y un cuadríptico (después). Dice él: «QUÉ ES CIENCIA y qué deja de serlo? Tras siglos de debate, filósofos y científicos tienden a consensuar que no hay consenso. Sin embargo, el Instituto Konrad Lorenz de Viena acaba de publicar, en su revista sobre cognición y evolución, un trabajo con un título provocador: Sobre la existencia y unicidad del método científico (Biological Theory, volumen 9, número 4, abril de 2014). Comprender la realidad es el fin último de la ciencia, sobre esto sí hay acuerdo unánime. De ahí se infiere que los conceptos de partida son tres: la realidad, la comprensión y, entre ambos, la observación. Tres son también las hipótesis de trabajo que encuadran tales conceptos y tres son asimismo los principios del método que se fundamentan en aquellas». En este mes, y quizá provocado por las observaciones de Momeñe sobre la realidad y su imposibilidad fotográfica, «me he sentido impelido» (frase algo cursi que no me resisto a dejar) a intentar orientarme un poco en las inaprensibles y procelosas apariencias. Para ello he recurrido a Wagensberg, que obviamente sabe más que yo.
Para continuar con mi actividad fotográfica, con los mínimos recursos para dar aire y esplendor a mi «indudable talento creativo», me resultaría de gran utilidad disponer de algunas cosas. En caso de que por cualquier azaroso epifenómeno relacionado con el mundo virtual, google, por ejemplo, alguien diera con este diario hoy y además fuera sensible al «arte» fotográfico y tuviera algo de lo que relacionaré a continuación y además estuviera dispuesto a colaborar conmigo a cambio de lo que podamos acordar, estaría encantado de tratar los términos del provechoso negocio para ambas partes. A saber, necesitaría lo siguiente:
a) un galgo con espíritu exhibicionista (que posara, como el de Kassel)
b) una habitación o espacio lo suficientemente grande, vacío.
c) una residencia grande, deshabitada, con algo de polvo y algunos muebles, también polvorientos.
d) una persona, delgada, enjuta y algo mayor, con textura existencial escrita en la cara, y que quiera ser fotografiada por un tipo como yo.
e) y algunas cosas más o menos.
DIARIO ANALÓGICO
La Soledad 1
Viernes, diecisiete de marzo de dos mil veintitrés
Podría pasarme horas en mi chaise longe, en el estudio, con el ventanal a la derecha, sin hacer nada. Solo, claro (acompañado me sería casi imposible). Antes que nada, tendría que controlar mi enfermiza propensión a estar haciendo algo a todas horas, en todo momento, cada minuto. Cada segundo. Creo que eso se parece bastante a una enfermedad, o como mínimo a una adicción plena de secreta ansiedad (a mí la ansiedad se me manifiesta en silencio, a veces con un cierto ahogo, pero sin convulsiones).
Me pregunto: ¿las adicciones son enfermizas? No me contesto, la pregunta me incomoda.
Me ayuda J.M. Coetzee:
“Es parte de la naturaleza de las adicciones que sean incomprensibles desde el exterior…Hasta ahora ningún biógrafo (sobre Faulkner) ha logrado darle sentido; pero tal vez darle sentido a una adicción, encontrar palabras para explicarla, darle un sitio en la economía del yo, siempre será una empresa descabellada”.
Pienso: las adicciones están bien porque por algo están, si no, no estarían. Supongo.
Quizá la sabiduría en el ejercicio de las adicciones consista en regularlas para que duren más, que te acompañen siempre, mucho tiempo, muchísimo. La feliz asociación de adicción y placer es maravillosamente infalible. Pero, los agoreros de alma católica objetarán: por el placer siempre hay que pagar un alto precio, quizá la corrupción del cuerpo y del alma, añadirán (que se lo pregunten a ellos mismos o a los místicos, a los que adoran) …
La Fotografía: Analógica. Título: El místico solitario buscando y probando su lugar en el mundo.
…Partimos animosamente hacía la inmersión «social» donde todo sería
perfecta y aburridamente previsible. Temía. El evento duraría un tiempo que ya no tengo; nada menos que cinco días. Ingenuamente deseaba que fuera leve e incluso amable. No me venía bien, como siempre en estos casos. -En fin, si hay que hacerlo se hace y punto- me dije resuelto…
CUADRÍPTICO SOBRE REALIDAD Y CIENCIA III:
Gracias al principio de objetividad, la ciencia tiende a ser universal por partida doble: universal para el sujeto (la física cuántica es la misma para Albert Einstein, para el Dalái Lama…) y universal para el objeto (cae igual una manzana que una pera, la mecánica terrestre no se distingue de la celeste…).
Gracias al principio de inteligibilidad, la ciencia anticipa la realidad frente a la incertidumbre (un eclipse, un comportamiento…).
Gracias al principio dialéctico, la ciencia progresa: si lo que veo contradice lo que creo, o bien cambio mi manera de mirar, o bien cambio mi manera de creer (1); si no comprendo lo que veo, entonces salgo en pos de una nueva comprensión (2), y si no veo lo que comprendo, entonces salgo en pos de una nueva observación (y 3).
El principio de objetividad se nutre con la conversación entre el sujeto y el objeto, y para gratificar esta actividad está el gozo intelectual por la conversación.
Jorge Wagensberg