Ensayo dadaista…
SIETE DÍAS DADAÍSTAS (1): «Yo escribo este manifiesto para mostrar que pueden ejecutarse juntas las acciones opuestas, en una sola y fresca respiración; yo estoy en contra de la acción; a favor de la continua contradicción, y también de la afirmación, no estoy ni en favor ni en contra y no lo explico porque odio el sentido común». Manifiesto Dadaísta
SIETE DÍAS DADAÍSTAS (3): «El arte no tiene la importancia que nosotros, centuriones de la mente, le prodigamos desde hace siglos. El arte no aflige a nadie y aquellos que sepan interesarse por él recibirán caricias y buena ocasión para poblar el país de su conversación. El arte es algo privado, el artista lo hace para sí mismo; la obra comprensible es producto de periodista, y pues que se me antoja en este momento mezclar a ese monstruo con colores de aceite: tubo de papel que imita metal que uno aprieta y automáticamente vierte odio, cobardía, villanía. El artista, el poeta se regocija del veneno de la masa condensada en un jefe de sección de esta industria, es feliz cuando se le injuria: prueba de su inmutabilidad. El autor, el artista alabado por los periódicos, comprueba la comprensión de su obra: miserable forro de un abrigo con utilidad pública; andrajos que cubren la brutalidad, meados colaborando al calor de un animal que cobija bajos instintos. Fofa e insípida carne que se multiplica con la ayuda de los microbios tipográficos». Manifiesto Dadaísta
SIETE DÍAS DADAÍSTAS (4): «Dios no está a la altura. Ni siquiera está en la Guía Telefónica. Pero de todos modos es encantador.
Los embajadores, los poetas, los condes, los príncipes, los músicos, los periodistas, los actores, los escritores, los diplomáticos, los directores, los costureros, los socialistas, las princesas y las baronesas, son encantadores. Todos ustedes son encantadores, muy agudos, ingeniosos y deliciosos.
Tristan Tzara les dice: quisiera hacer otra cosa, pero prefiere seguir siendo un idiota, un farsante y un bromista. Sean sinceros por un instante: lo que les acabo de decir ¿es encantador o idiota?» Manifiesto Dadaísta
SIETE DÍAS DADAÍSTAS (2):«Aquí tenemos derecho a proclamar, pues hemos conocido los escalofríos y el despertar. Resucitados ebrios de energía, clavamos el tridente en la carne despreocupada. Nosotros somos arroyadas de maldiciones en abundancia trópica de vegetaciones vertiginosas, goma y lluvia son nuestro sudor, nosotros sangramos y consumimos la sed; nuestra sangre es vigor». Manifiesto Dadaísta
SIETE DÍAS DADAÍSTAS (5):«Pongan la placa fotográfica del rostro en baño de ácido. Las conmociones que la sensibilizaron se volverán visibles y les sorprenderán. Dense a sí mismos un puñetazo en la cara y caigan muertos». Manifiesto Dadaísta.