Konewka: ateridos de frío se nos ocurrieron fatales juegos de sombras, pensando en un pasado tétrico...
Cuatro de febrero: por fin he terminado la temporada de copiado en el «cuarto oscuro» (hacia el final ya estaba muy cansado de tanta oscuridad). Comencé en noviembre y he trabajado intermitentemente, pero eso sí, en estos casi cuatro meses he tenido la tarea en la cabeza. Ahora solo me quedan tres días de lavado y virado de copias y ya. Fin. Bueno, luego, algo de retoque, cortar, sellar copias y guardar en cajas hasta el final de los tiempos. Me gustaría construir una pirámide en un sitio recóndito al que solo se pueda llegar siguiendo un mapa secreto, a su vez guardado o más bien escondido en una cripta a la que solo se pueda llegar salvando mil peligros. En ese lugar mistérico, sagrado y piramidal, detrás de innumerables e infranqueables puertas, en unas preciosas cajas de madera con incrustaciones en oro y materiales preciosos, Las Copias, naturalmente embalsamadas para así transcender cientos de generaciones ignorantes de mi indubitable arte fotográfico. ¡¡¡Qué bonito!!! A lo mejor lo hago porque, a fin de cuentas, no sería más prodigiosamente absurdo que lo que ya vengo haciendo desde hace años…