A este lugar venía con un amigo cuando era un niño, ya ni siquiera recuerdo los años que podía tener, sin embargo, sí la sensación de que nuestras excursiones eran aventuras prohibidas que, naturalmente, manteníamos en secreto. Ahora paseo por el mismo lugar casi a diario (sigo viviendo en el mismo sitio) pero la sensación predominante es de aburrimiento. No encuentro nada fabuloso (sarcasmos del paso del tiempo). Me ayuda el temor de que ir a la ciudad es mucho peor; aquí, al menos no corro riesgos de encontrarme con gente que no me guste.
6 DICIEMBRE 2005
© 2004 pepe fuentes