Una de las imágenes más interesantes que me ofrece la mañana y me tiene hechizado bastante tiempo, es la llegada de curas vestidos de diario (las galas se las ponen en la sacristía, supongo). Portan maletín, generalmente negro, y avanzan zigzagueantes y vertiginosos entre la gente (parece que llegan tarde o que se dan importancia). Durante una hora, más o menos, me dedico a localizarlos y, en la mayoría de las ocasiones, sólo seguirlos con la mirada ya que son demasiado rápidos para mi vieja cámara.
15 FEBRERO 2006
© 2005 pepe fuentes