Algunos se lanzaban al mar con un entusiasmo, ahora incomprensible para mí. De niño me encantaba hacer lo mismo, aunque en una especie de depósito de agua de riego, porque nunca fui de veraneo. El gusto por el agua y la niñez se me pasaron pronto y el «veraneo» casi no lo he practicado y nunca me ha gustado.
25 AGOSTO 2006
© 1986 pepe fuentes