Lo que más me interesa en los viajes son las ciudades. En ellas se concentra la experiencia vital de otras personas que, probablemente, se parecerá bastante a la mía. Aquella tarde, en San Francisco, al borde de los malecones que se sucedían por el distrito Marina, iba sintiendo y fotografiando. Me atraen poderosamente las construcciones aisladas y cerradas; esta, por ejemplo, es la imagen del enigma. El valor de la fotografía itinerante, sin otro propósito que ser uno y el viaje al mismo tiempo, está en que ayuda a que las miradas y la experiencia pervivan continuamente. No, no se trata de realizar una guía turística de insustanciales descripciones, sino de hacer perdurar un poco la felicidad y no morir con el viaje. Sí, quizá se trata de no querer morir nunca, ese creo que es el secreto último de la fotografía.
22 NOVIEMBRE 2006
© 2006 pepe fuentes