2 OCTUBRE 2009

© 2009 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2009
Localizacion
Edimburgo (Escocia)
Copiado máximo en soporte baritado
3
Fecha de diario
2009-10-02
Referencia
3792

Doce de agosto de dos mil nueve. Siete y media de la tarde. Volamos hacia Edimburgo. Estaremos allí tres días. Veremos. Quiero fotografiar, claro. También veremos. Por la mañana he llamado a mi tía Milagros, la hermana pequeña de mi padre (fallecido hace treinta y un años), para felicitarla por su cumpleaños. Mi tía (Tita) me ha dicho que está gravemente enferma. Parece que el mal se lo diagnosticaron hace dos días. Me he apenado mucho. Siempre he tenido un gran afecto por mi tía, aunque llevamos décadas que sólo hablamos por teléfono dos veces al año; pero quizá sea el último lazo familiar que me queda de mis padres, al que tengo un cariño cierto. Mi tía también tiene un hermano, el mayor de los tres, Clemencio, que aún vive, con el que llevo muchos años sin hablar; por nada, nunca nos hemos enemistado, simplemente hemos mantenido una natural y persistente indiferencia el uno hacia el otro. A lo largo de nuestras vidas no nos hemos visto más de ocho o diez veces, en visitas fugaces e insustanciales. Mi tía Milagros, tiene cuatro hijos: Pilar, Jesús, Isa y Pepe; éste último se llama así, como yo, por nuestro abuelo, el Señor Pepe (Fuentes Maseli). Con mis primos ni hablo ni nos vemos nunca. No estoy seguro de que nos reconociéramos si nos viésemos por la calle, aunque vivamos en la misma ciudad. Sin embargo, hacia mi tía tengo un cálido y afectuoso sentimiento y lo primero que haré cuando vuelva será llamarla o visitarla. La razón de que sea así es que cuando era niño se ocupó mucho de mí; noté su cariño sincero y entrañable y eso no suele olvidarse nunca (por cierto, la mujer de la fotografía tiene un cierto parecido a mi tía cuando era joven). Luego, en la edad adulta, no nos hemos visto apenas, pero eso es otro asunto. A mí, la familia formal nunca me ha importado gran cosa; sólo me sirve el afecto y ese existe o no, dependiendo de cómo haya sido la relación y si te gustan como personas, independientemente de que sean familia. Esto es una obviedad que es común a todo el mundo (supongo), así que podría habérmela ahorrado. Milagros pertenece a la generación de mi madre, mujeres sencillas, de clase muy humilde, que siempre mostraron un gran coraje en la vida, trabajando por sus familias hasta la extenuación, sin pedir nunca nada a cambio. Espero de todo corazón que se recupere y viva muchos años.

Pepe Fuentes ·