15 OCTUBRE 2009

© 2009 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2009
Localizacion
Cementerio Edimburgo
Copiado máximo en soporte baritado
3
Fecha de diario
2009-10-15
Referencia
3959

Trece de agosto, por la mañana: Edimburgo. Caminábamos lentamente, explorando, mirando, como siempre hacemos en las ciudades desconocidas. Nos paramos frente a una antigua iglesia situada dentro de un recinto al que se accedía por una gran puerta abierta. Desde el otro lado de la calle dudábamos si entrar o no. Acabábamos de empezar a recorrer la ciudad y aún no sabíamos el –tempo– que más nos convenía. Entonces se acercó a nosotros una señora de mediana edad y nos animó a entrar: -se trata de un lugar antiguo, muy interesante- dijo. La señora se marchó como había llegado, discretamente. No podíamos desoír la generosa y providencial recomendación. En el interior, un antiguo y umbroso cementerio. Las tumbas se distribuían espaciosamente en una pequeña explanada que rodeaba por dos lados a la iglesia. También se extendían, diseminadas, en otro de los lados, en una ligera pendiente que miraba hacia la ciudad monumental, cubierta de una húmeda y acogedora pradera verde, bajo frondosos y enormes árboles. El cementerio se remontaba a más de dos siglos. Tantos años, inclementes y devastadores, causaban penosos estragos en lápidas y monumentos. El polvo, la humedad y las telarañas hacían el resto. En lugares como este me siento enervado y feliz. Fotografíe con ganas e incesantemente. Quería apropiarme de su belleza abandonada, de sus formas de otro tiempo, de la pátina de olvido y de las emanaciones literarias que se desprendían de las lápidas desconchadas. Me imaginaba a las personas enterradas allí, por la época en que lo fueron, como artistas románticos, al estilo apasionado de Lord Byron. Esas febriles fabulaciones me excitaban aún más…

Pepe Fuentes ·