…Tengo la sensación de que el soporte virtual donde deposito esta incesante actividad (el inefable y generoso «.com») tiene poderes «metafísicos»: absorbe el componente físico del trabajo y lo sitúa en un espacio intangible e indetectable. Todo es deglutido por el terminal (ordenador) y ahí se acaba todo. Magnífico y maléfico al mismo tiempo. Permite tener que empezar de nuevo cada día: el pasado y el futuro son una quimera. No es frecuente, pero en algún momento se me ha ocurrido revisar un mes cualquiera de un año cualquiera de este diario y, oh sorpresa, me costaba mucho reconocerme en él. Es como si ya perteneciera a otro estadio de tiempo que no me pertenece…
25 DICIEMBRE 2009
© 2009 pepe fuentes