Cuatro de Junio I: Lisboa, desde por la mañana. Primero la Plaza del Rossio; allí, encaramado en una altísima columna, se encuentra un impostor: el emperador Maximiliano de México, que se hace pasar por el Rey Don Pedro IV de Portugal. Según refiere Cardoso Pires, el engaño lo perpetró el escultor francés a quién encargaron representar al rey, quién despachó a Portugal uno de los Maximilianos que le sobraban. A los lisboetas no sé si les importa o no; supongo que les trae sin cuidado. A mí también, además de parecerme una gran broma a los reyes, emperadores y engolados dirigentes; personajes latosos, siempre a vueltas con sus eternas y falsas dignidades, verdades absolutas, falaces valores y demás excrementos dogmáticos. Pero, qué más da…
11 JULIO 2010
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