«Uno no empieza por tener algo de lo que escribir y entonces escribe sobre ello. Es el proceso de escribir propiamente dicho el que permite al autor descubrir lo que quiere decir». Enrique Vila Matas.
Justamente lo que me pasa a mí hoy. Tengo esta fotografía y detrás algunas más que conforman la serie: –Hombres Serios, de perfil-. Pero no sé qué escribir sobre ellos. Luego, quizá, no lo haga. Todavía no lo sé. Veremos, esperaré un rato a ver si se me ocurre algo y si no lo dejaré, sin más. Nada. Me muevo con el navegador hasta llegar a la imagen, la miro atentamente y nada, no me asiste ninguna iluminación. Debe ser que los perfiles de los -Hombres Serios- son impenetrables. La fotografía me permite observar el bigote del individuo (nunca me han gustado los bigotes). También un rostro con la huella del tiempo presente (todos los rostros, sin excepción, lo denotan, luego no es demasiado importante). Sin embargo, a pesar de un cierto hermetismo de los perfiles para ofrecer información sobre el -ser- de las personas, los encuentro bellos y tremendamente enigmáticos. Estéticamente me interesan mucho (quizá sea por la pasión que siento hacia los retratos renacentistas, de perfil). Lo único que puedo entrever de este hombre es que es un Hombre Serio. Muy Serio. O quizá, lo que está haciendo en el momento en el que le fotografié, para él, es Muy Serio. Y Solemne. Por fin se me ha ocurrido «algo» (lo que he escrito antes es relleno, un compás de espera para provocar que llegara la pequeña idea que esperaba y que por fin ha llegado, sibilinamente): -hay hombres que su mejor fotografía posible es de lado-
29 DICIEMBRE 2010
© 2009 pepe fuentes