Ayer no me gustaba; hoy SÍ. Por eso la serie se titula -Me gusto bastante-(en las fotografías de esta serie, claro, en otras no). Quizá todavía puedan ocurrir algunas cosas, que si bien no serán portentosas, pueden ser placenteras y estimulantes. Todo depende de cómo me las tome. Mi experiencia de convivencia conmigo mismo siempre ha sido la misma: ¡por dios, qué aburrimiento!; ya voy mal, así no es. Comienzo de nuevo: hay momentos en que me siento físicamente interesante, incluso atractivo (a lo largo de mi vida me lo han dicho muchas veces y, por si fuera poco, nunca he percibido que mi aspecto desagradara). En cuanto a mis recursos dialécticos y capacidad para gustar a los demás, no soy irresistible, pero tampoco un desastre. Todo ha dependido siempre de mi voluntad. Es decir, cuando me he propuesto o me propongo gustar a alguien, lo suelo conseguir (especialmente a las mujeres, que siempre me han interesado más que los hombres). El problema es que muy pocas veces me apetece intentarlo. Debe ser culpa de la apatía, o de falta de confianza, o del escepticismo, o de todo al mismo tiempo, o yo qué sé. De cualquier modo, es una actitud bastante idiota porque a mí me gusta mucho que me aprecien y consideren y, por el contrario, me resulta desolador pasar desapercibido. Todo esto es tremendamente simple y previsible, pero así soy, un tipo corriente al que le gusta gustar. Bien, a partir de esa premisa, nada más fácil que arreglar las cosas (aunque ya sea un poco tarde); si sé lo que me hace feliz y que sólo depende de que ponga un poco más de «carne en juego«, pues lo hago y ya está. Además, si desfallezco en el intento, porque no en vano es lo que me ha ocurrido siempre, puedo ayudarme de la sospecha, o más bien certeza, de que ya no habrá más tiempo de oportunidades: la enfermedad y la muerte acechan cada vez más descaradamente luego, para mayor regocijo existencial, mientras esté vivo y sano, todo va bien. «La alegría no es la conformidad alborozada por lo que ocurre en la vida, sino con el hecho de vivir». Fernando Savater
26 FEBRERO 2011
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