28 NOVIEMBRE 2011

© 1979 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1979
Localizacion
Gabriel (Toledo, España)
Copiado máximo en soporte baritado
2
Fecha de diario
2011-11-28
Referencia
4641

Hola Gabriel: hoy si he llegado a tiempo, no como con las niñas que llegué tarde con las dos. Ellas dos y cuatro; tú treinta y seis. Qué le vamos hacer. Ten cuidado con el tiempo, va demasiado rápido. Sabes, lo peor que tiene ese inexorable y perverso mecanismo del que nadie conoce casi nada, salvo que no se estropea nunca, excepto el propio,  es que es fatídico y rápido y certero. Le llevamos  incorporado a nuestro cuerpo y a nuestro alma, y éste es el peor, porque suele estropearse antes. El alma se desarticula por la falta de –ganas-, cuando nos paramos y sólo esperamos a que el tiempo vaya –pasando-. Sin ambición. Las ganas son el único antídoto para las averías del alma. No me mal interpretes (sé que no lo harás), porque querer ir un poco más allá, siempre, es consustancial a estar vivo. Como a mí, en el mejor de los casos, sólo me quedan dieciocho unidades de tiempo, aunque no sé si de días, semanas, meses o años, porque a bienios desde luego que no llego, intento reinventarme cada día para retrasar todo lo que pueda la parálisis terminal. Ahora, en estos días, para no mirar al fatídico e inexorable número –dieciocho-, me ocupo intensamente en ordenar lo hecho fotográficamente, para así no tener la sensación de que todo mi tiempo se ha ido por el sumidero de la inmediatez y la nada. Sí, estoy intentando buscar algo de sentido a mi tiempo de ahora manoseando el tiempo de antes (eso es privilegio de los viejos). No, no estoy escribiendo mis memorias, sino sólo ordenando negativos fotográficos. Este esfuerzo sólo es para mí y en todo caso para vosotros, los míos. A nadie más interesa. He encontrado una fotografía tuya, sin apenas buscarla, que estaba destinada a aparecer en el diario de hoy. Inevitablemente. Sólo podía ser ésta. Todavía no habías cumplido cuatro años y estás asomándote fuera del biombo a ver qué está pasando. Toda una prometedora metáfora y un indicio de que el tiempo no te atropellará prematuramente. Ya sabes, a pesar de la terrorífica distancia que nos separa (todo un océano), siempre te tengo presente en mi tiempo. Pasa un gran día y un fuerte abrazo mío y de Naty.    

Pepe Fuentes ·