…O tal vez, de esas imperceptibles caídas diarias que le aproximan a uno al final de todo. Ayer, leyendo una de las novelas de Menéndez Salmón (El corrector), autor nuevo en mi vida, estimulante y lúcido, que me proporciona un intenso placer a la par que me crea una entusiasta afición por sus novelas, me encontré con una frase (siempre encuentro frases y frases, muchas) que era definitoria y precisa de cómo es mi percepción de la vida ahora, y era ésta: «…una fragilidad tanto más acusada a medida que envejecemos. Somos poco, muy poco, un hilo entre dos tinieblas, y apenas basta un azar, un pequeño viento, un incidente a medianoche, para que el hilo se rompa, caiga al vacío, se vuelva invisible.» Ricardo Menéndez Salmón
2 MAYO 2014
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