27 JUNIO 2014

…Vuelvo a los «trece fotógrafos de prestigio internacional» (exprés). Soy de la opinión, aunque dudo mucho que sea fiable y pertinente porque la muestra no tardé ni diez minutos en verla, que adolecía del problema que suelen tener las exposiciones colectivas: su heterogeneidad puede matarlas, y en este caso creo que así era, a pesar de que el «tema» era común para todos. La muestra, que para nosotros resultó tan «exprés» verla como para ellos realizarla, era un cadáver sin sustancia, sin restos de las heridas de la batalla. Sí al menos uno de los trece se hubiera entregado de verdad, quizá habría salvado el intento. Recientemente se ha estrenado una película de Mike Figgis, Mr. Turner (William Turner) en la que el genial pintor se ata en la popa de un barco en una noche de tormenta para así mejor captar y sentir la fuerza y el misterioso y peligroso influjo del mar. La prodigiosa mezcla de talento y pasión enajenada hizo que sus atormentados y líricos cuadros marinos fueran geniales. Eso me sugiere que quizá alguno de los «trece fotógrafos de prestigio internacional» (exprés) tenía que haber hecho algo parecido: atarse a la campana gorda de la torre de la catedral una fría y larga noche invernal. Seguro que a ninguno se le ocurrió algo así, o a lo mejor sí y no le he sabido, pero no le sirvió de mucho porque en las fotografías que había no vi nada parecido a la pasión. Quizá el presupuesto no incluía el concepto de la épica y tampoco de la «Belleza» y apenas de lo «Significativo». De una cosa estoy seguro, mis amigos fotógrafos de aquí y ahora (yo no, porque la ciudad no se me da, como todo el mundo sabe) habrían aportado visiones y lecturas más acertadas, sin aviones o helicópteros, pero más vívidas y sentidas. Pero, ya se sabe, nadie es profeta en su tierra…