19 ABRIL 2015

© 1984 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1984
Localizacion
Río Arbillas (España)
Soporte de copias
ILFOBROM GALERY FB
Viraje
SELENIO
Tamaño
20 x 25 cm
Copiado máximo en soporte baritado
1
Copias disponibles
1
Año de copiado
1985
Fecha de diario
2015-04-19
Referencia
5232

DIGRESIÓN TRES:Tierra la vista (Land Ho!). Islandia (2014). Escrita y dirigida por Aaron Katz y Martha Stephens. Intérpretes: Paul Eenhoorny Earl Lynn Nelson. Dos hombres viejitos (setenta años, más o menos), Excuñados, deciden ir de viaje a Islandia. Bueno, en realidad lo decide uno que invita al otro. El generoso es un Excirujano recientemente jubilado; al parecer es el único de los dos que tiene suficiente dinero para el viaje y quiere compartirlo con un Ex de su vida; sabe que pueden entenderse y mezclar tiempo, placer y risas. Ambos ya son Ex en todo; pero siguen vivos y algo tienen que hacer. Están solos, cada uno en su casa, porque sus mundos se han despoblado. Todos se han ido, sus mujeres, sus hijos, sus trabajos y las gentes que los habitaron, sus amigos y casi sus ganas. Y entonces se van a Islandia. Ya está. Eso es mucho hacer, porque Islandia está muy lejos de todas partes. El que fue cirujano ya no lo es, claro, porque ya no tiene quirófano, ni pacientes, ni bisturí, ni nada; solo la conciencia de que tiene que seguir con el poco crédito de días que le puedan quedar. El terrible problema de los trabajadores vocacionales por cuenta ajena es que cuando los ajenos deciden que todo ha acabado, todo ha acabado. Para siempre. El otro, el Excuñado, era músico que devino en empleado de banca, y en Exmarido, por dos veces. Ya es Ex, también, absoluto. Es más circunspecto que el Excirujano pero también se entrega animosamente a lo que les depara el viaje. Ambos aún creen que algo de diversión es posible, pero con un deje de melancólica tristeza y sabiendo que ya no pueden tener sueños de amor (y ni tan siquiera de sexo). Qué pena, porque el gusto por la belleza no se extingue nunca (ni por el sexo). Qué alegre tristeza, por Dios, tanta lúcida abdicación. La película cuenta, sin afectación, con desenfadada vitalidad, una bellísima «roadmovie». Cantan y bailan frente al mar, se fotografían haciendo «gansadas», se bañan en ríos y aguas termales de inaudita belleza, disfrutan de la visión de jóvenes y bellas mujeres, y de exquisitas cenas. Y ríen, ríen mucho. También se comunican y se cuentan anhelos y sueños (y fracasos). Se detienen en recuerdos de vivencias compartidas (sus Exmujeres eran hermanas) mientras conducen entre paisajes fríos, solitarios, asombrosos, en un poderoso Hummer. Es conmovedor lo lejos que están ya de todo, de sus antiguas familias, de sus hijos, de los que hablan como si fueran remotos hitos en sus vidas. Dice el Excirujano: «tuve cuatro hijos de los que solo uno salió normal» y lo dice con desenfado y distancia. Él ya está en otras cosas; ya no le queda tiempo para inútiles apegos. Verles me hizo disfrutar, sí, porque la película es vital, espontánea, riente y entrañable; y, por si fuera poco, también está Islandia, de una belleza convulsa, a la que sueño ir algún día. Ya que hay que morir mejor disfrutar un poquito y viajar a Islandia, al menos una vez en la vida.     

Pepe Fuentes ·