10 ABRIL 2016

OTRA VEZ DE FERIA X (post scríptum): acabo de leer Marienbad eléctrico, de Enrique Vila Matas.  Días antes leí Sobre el Arte Contemporáneo, de César Aira. Muy interesante y muy breve este último; y previsible en el imparable proceso de disgregación de la materia que constituye al ser llamado Vila Matas, que en esta obra me parece irritante con su permanente pleitesía bobalicona a la artista multidisciplinar francesa Dominique González-Foerster. Sí, siempre detrás de lo que se le pueda ocurrir a la francesa y muy contento de que ésta le haga caso. No sé, quizá ese matiz no esté en el libro y solo haya sido una impresión que he percibido diagonalmente. Pero, lo que sí ha conseguido plenamente Enrique con esta obra, es dar un paso de gigante en sus últimos anhelos, que no son otros (como los míos) que acercarse peligrosamente a la Nada. Ambos me han aportado interpretaciones sobre Arte Contemporáneo, porque, claro, si no, cómo el iletrado que soy que ni siquiera consiguió entender las más elementales materias del por aquel entonces llamado bachiller elemental (nadie tuvo la culpa de eso, ni siquiera yo, solo se debió a que no vine de fábrica con la inteligencia necesaria), se iba a atrever a pensar sobre un tema tan hermético e ignoto como el Arte Contemporáneo. Aunque no sea atrevido e imprudente el hecho de escribir, si lo es pensar en hacerlo, así sin más, como si supiera. Pero, no pasa nada, porque en realidad sobre Arte Contemporáneo sospecho que nadie sabe nada, ni siquiera los propios artistas. Si yo fuera uno de ellos, tampoco sabría nada, pero al menos sería una manera de estar en el mundo, actuando, muy muy libre; y con un poco de suerte muy rico. Y eso está bien, ya lo creo.  Algunas de las ideas que he vertido en estos días de diario han sido, casi todas ellas, una especie de centrifugado de las de estos dos individuos. Tan listos. Un iletrado no da para mucho más. He recogido citas de estas dos obras, como siempre hago, en el vano pero voluntarioso intento de tapar los agujeros de mi ignorancia. Una de ellas la aporta Vila Matas, que cita a Duchamp (siempre él, cómo no, la génesis misma hecha carne e historia), y que me ha gustado mucho. «Nada nos resulta más próximo que esta declaración de Duchamp: Me gusta el verbo creer. En general, cuando alguien dice sé, es que no sabe, sino que cree. Creo que el arte es la única forma de actividad por la que el hombre como tal se manifiesta como verdadero individuo. Sólo gracias a ella puede superar el estadio animal, porque el arte es una salida hacia regiones donde no dominan ni el tiempo ni el espacio. Vivir es creer; al menos es lo que yo creo». Marcel Duchamp. Es lo que intento hacer, al menos eso lo he entendido, y quizá me sirva para superar mi fracaso con el Bachiller Elemental. «…lo estupendo que es ser inteligente y lo terrible que es no serlo y encima, saberlo. (Que es el caso de la inmensa mayoría)». Ignacio  Vidal-Folch