25 JUNIO 2016

© 2009 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2009
Localizacion
Madrid, (España)
Soporte de copias
ILFORD MULTIGRADO BARITADO
Viraje
SELENIO
Tamaño
46,5 x 58,2 cm
Copiado máximo en soporte baritado
2
Copias disponibles
2
Año de copiado
2010
Fecha de diario
2016-06-25
Referencia
3461

DIGRESIÓN SIETE: Carol (2015), Reino Unido. Guión: Phyllis Nagy (Novela: Patricia Highsmith). Dirección: Todd Haynes. Intérpretes: Cate Blanchett, Rooney Mara, Sarah Paulson. Una impecable película que cuenta una complicada historia de amor, en los años cincuenta, en Nueva York. Escrupulosa y sugestivamente ambientada, sin un solo fallo, aparentemente. El vestuario, cuidadísimo, elegante, bellísimo. Las interpretaciones, mejor aún, sobre todo la de la Blanchet, claro (no parece que sin ella la película pudiera ir tan lejos). Premios por doquier, una interminable lista, mundial en este aspecto. De las críticas, qué se puede decir, elogiosas e insuperables todas, sin excepción. A saber: Boyero (al que en casa llamamos el oráculo): «Si la narrativa de Haynes te deja con la boca abierta, las maravillosas interpretaciones de Cate Blanchett y de Rooney Mara están al mismo nivel. Es una película con tanto estilo como verosimilitud, la crees y la sientes»; o Luis Martínez, de El Mundo: «El resultado es una película inmensa en su perfección; deslumbrante hasta el agotamiento«; o Philipp Engel: «Una obra maestra total y absoluta que narra la historia de amor entre Cate Blanchett y Rooney Mara, ambas sublimes (…) y lágrimas de este cronista»; o Javier Ocaña: «Carol es estética, pero también ética. Es gran cine. Es amor y pasión. Es Sirk, redivivo y actualizado»; y así todos. Quizá, el problema, es que a mí, Douglas Sirk, jamás me gustó. Nada en absoluto. Nunca me han hecho gracia los melodramas, salvo excepciones, claro, como en todo. El caso es que aun reconociendo una producción perfecta y un ritmo narrativo ajustadísimo, y una interpretación espectacular (Blanchet), la historia en sí apenas si me ha despertado algún interés. Ah, y por supuesto, el fondo provocativo que pudo tener en la sociedad de los años cincuenta, cuando fue escrita por Patricia Highsmith, ahora resulta de una normalidad tediosa, es más, ahora, lo extraordinario, es la heterosexualidad. El desarrollo de la historia amorosa en sí tiene un desarrollo muy parecido a cualquier «flechazo» adolescente. Moroso y a veces previsible, como cualquier romance en el momento de subida. Por si fuera poco el convencionalismo, las protagonistas exploran la posibilidad amorosa tímidamente, titubean, tiemblan, luego aburren (el primer beso entre ellas tarda en torno a setenta minutos, hasta entonces nos preparan delicadamente, no vaya a ser que nos desequilibremos emocionalmente). En fin, y en resumen, la película me resultó previsible y en demasiados momentos monótona, a pesar de todos los «gurús» y entendidos que se han deshecho en elogios y placer. Qué le vamos a hacer. No soy perfecto.      

Pepe Fuentes ·