24 JUNIO 2016

© 2009 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2009
Localizacion
Londres, (Inglaterra)
Soporte de imagen
-35 MM. Kodak. High-Speed Infrared 3200
Copiado máximo en soporte baritado
3
Fecha de diario
2016-06-24
Referencia
3964

DIGRESIÓN SEIS: Nilby Mouth (Los golpes de la vida), 1997. Guión y dirección: Gary Oldman. Intérpretes: Kathy Burke, Charlie Creed-Miles, Edna Dorém, Laila Morsem, Ray Winstone. Música: Eric Clapton. Película estremecedora, de una violencia y agresividad perturbadora. Gary Oldman, al que no conocía en esta faceta, sólo ha hecho esta película como guionista y director. La historia se desarrolla en un barrio popular y desfavorecido de Londres y cuenta la vida de una infortunada familia de baja extracción social. La mirada a la textura de las debilidades adictivas (alcohol, droga, sexo, miedo) aparecen cargadas de violencia descontrolada y verosímil. Cuando el miedo es más fuerte que todos los mecanismos de autocontrol, la violencia invade la vida de personas y familias. No hay lugar para la compasión, solo para el dolor y la impotencia. Las interpretaciones, plenas de autenticidad y fuerza dramática y credibilidad, son memorables, especialmente la de Winstone y su devastadora borrachera. Los hombres de esta historia, con los que Oldman es implacable, aparecen como seres entregados a la más estúpida y prepotente derrota. Pobres diablos enfurecidos, cegados por pasiones que no entienden y sobre las que son incapaces de reflexionar o considerar. Solo hay espacio en sus almas para la enloquecida reacción hacia todo lo que son incapaces de soportar, como su insignificancia. Solo hay espacio en sus cabezas para la risotada, la testosterona y el instinto primario. Cuenta historias de imaginarias victorias conseguidas con brutalidad sobre otros seres tan incapaces  y ciegos como ellos. Son cobardes, seres asustados y presa de un tembloroso miedo que solo les aboca a infligir daño a los que les rodean y a ellos mismos. No tienen ni la más remota idea de qué hacer con sus vidas. Frente a ellos y no junto a ellos, porque son incapaces de soportar a nadie a su lado, las mujeres, víctimas lúcidas y resignadas que tienen que asumir una desesperada impotencia. Pero son fuertes, sin ellas nada existiría y ciertamente poco existe porque son incapaces de salir de la fatídica espiral de horror y violencia. No conocen otro modo de vivir, allí donde viven es su mundo, donde han nacido y se han criado sin solución. Película que duele en lo más hondo; sí, porque Oldman te lleva a un territorio que se entiende bien y que no es otro que el de la inexorabilidad de unas victimas sin redención posible, pero humanas, inmensamente humanas a fin de cuentas. Me pregunto a qué sobrecogedores territorios nos habría llevado Oldman de haber creado más películas. Sin duda habría estado entre los más grandes, como lo está como actor.    

Pepe Fuentes ·