DIGRESION OCHO: Proyecto Lázaro (2016) España. Guión y Dirección: Mateo Gil. Música: Lucas Vidal. Fotografía: Pau Esteve Birba. Intérpretes: Tom Hughes, Charlotte Le Bon, Oona Chaplin, Barry Ward, Julio Perillán. Mateo Gil, premiado como guionista por películas significadas (algunas dirijidas por Alejandro Amenábar), también ha demostrado su capacidad para dirigir, en especial Blackthorn, de 2010, que me encantó. En esta última, también habla del paso del tiempo, como en aquella, e igualmente, desde otro registro, consigue un resultado más que estimable. Plantea dilemas que nos enfrentan al hecho de vivir y morir, a la memoria, al amor y a la imposibilidad de que los humanos podamos atravesar algunas barreras, como transcender nuestras posibilidades en cuanto a ir más allá de la vida natural, tal y como la conocemos hasta ahora. Indudablemente la ciencia, en los próximos cien años, nos llevará a descubrimientos inimaginables que nos colocarán ante dilemas éticos insoportables y los humanos, en su afán de ir más allá, siempre más allá, seguirán la estrella que marcará lo inalcanzable. Es nuestra naturaleza. Pero la pregunta siempre será la misma, para qué, realmente merecerá la pena? Gil nos cuenta esas cosas con sabiduría narrativa, entremezclando tiempos, porque todo lo que sucede en ella se sustenta en la memoria y la memoria, además de ser la sangre de la vida, es caprichosa, ingobernable. La vida de Marc en tiempo real es esplendorosa, quizá demasiado, todo es éxito y brillantez en ella; pero aparece la odiosa enfermedad y todo se trastoca dramáticamente. Luego, el futuro, en el que la ciencia ha empezado a tomar el mando de la vida, pero ya no se puede hablar de la vida tal y como la conocemos, sino de otra cosa, simplemente de la vida como voluntad, solo eso, luego desarticulada y sin sentido. En ese mundo todos son guapos (pueden elegir los rasgos prenatalmente) y muy inteligentes (no sé si habían llegado ahí a partir de una especie de depuración racial). Viven en escenarios de una pulcra y aséptica belleza. Perfecta. Quizá les valga a ellos, pero nunca a los que puedan venir de lejos por mucho que el mundo emocional siga siendo muy parecido, o quizá el mismo, sencillamente porque estos tienen memoria, luego están constituidos por otra materia. La producción de la película es precisa, con escenarios y atmósferas de una fría pulcritud que dotan a la historia de una potencia estética más que estimable. Espléndidamente fotografiada y contada, ayudada por una voz reflexiva en primera persona que siempre resulta justa y precisa y en la que nunca sobra ni una palabra. Magistral Mateo Gil.
21 MAYO 2017
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