21 JUNIO 2018

DIGRESIÓN CINCO: God’s Own Country (Tierra de Dios). Reino Unido (2017). Guion y dirección: Francis Lee. Intérpretes: Josh O`Connor, Alec Secareanu, Gemma Jones, Ian Hart, Harry Lister Smith. Ópera prima de Francis Lee, que muestra una madurez y una sabiduría inauditas. La historia, creíble en todo momento y situación, avanza y crece sólidamente desde la primera imagen. Pocos y esenciales personajes. Tenía reservas a enfrentarme a esta película porque, a pesar de sus excelentes referencias (premios y críticas), imaginaba que era la ejemplarizante y previsible historia de redención a través del amor, parecida a Brokeback Mountain, y esa ya la había visto. No, a estas alturas ya no puedo con esas bondades y fe en el género humano. Sin embargo, lo que cuenta Lee es honesto y creíble, y con menos concesiones que su referente a una cierta corrección y comercialidad. En ésta, los dos protagonistas se mueven con autenticidad y desgarro. Prevalecen los cuerpos a las palabras, lo que hace que gane en potencia expresiva. Los dos protagonistas recrean impecablemente sus personajes. En la historia, también habita un personaje de una fuerza y perspicacia turbadora, la abuela, incansable en su generosidad y exigencia. Merece capítulo aparte el espléndido naturalismo en el tratamiento y dureza del incesante trabajo ganadero, de la vida rural. También el paisaje está bellamente esbozado. Esta película se ve, o más bien se contempla, con admiración, respeto y gozo. La pregunta es y siempre será: ¿cómo es posible que el deseo, el amor y la necesidad de unos seres humanos hacia otros sea capaz de salvarnos la vida? No es preciso responder porque ya sabemos que se trata de un bellísimo y emocionante misterio, es así, sin más; y cuando nos cuentan bien ese enigma, como es el caso de esta película, hay que celebrarlo y honrar a sus creadores.