15 NOVIEMBRE 2018

UN VIAJE LEJANO, nada menos que a China (37) … Lunes, trece de agosto. Salimos del hotel a las diez de la mañana a dar un paseo por la ciudad, nosotros solos, porque hasta las dos no nos recogía la Guilita para llevarnos a la estación de tren. Fuimos hacia Laura Lila, cuidado y limpio barrio antiguo. Las construcciones, de dos plantas, nuevas o cuidadosamente restauradas, dedicadas al comercio de calidad: tiendas de moda y restaurantes. Llegamos a un conjunto monumental donde además de un jardín había una montaña vertical, cónica, estrecha y puntiaguda que sufrimos ascendiendo al tener que remontar varios cientos de escalones altos y empinados. Comimos en el Iris Bar, como todos los días, y después al hotel desde donde nos acercarían a la estación de tren para viajar hasta Hong Kong. Guilita nos ayudó con la gestión del viaje (en las estaciones siempre había grandes multitudes). Llegamos a las siete a Shenzhen, última estación de la china continental. Nos esperaba un conductor que nos llevó a Hong Kong. Hacia la mitad de la distancia de cuarenta kilómetros tuvimos que pasar el control fronterizo entre China y Hong Kong. Llegamos al hotel a las ocho, tomamos la habitación y cenamos en el restaurante un sabroso plato de pasta, al modo italiano…