5 DICIEMBRE 2018

© 1989 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
1989
Localizacion
Saqqara (Egipto)
Soporte de copias
ILFOBROM GALERY FB
Viraje
SELENIO
Tamaño
14 x 22 cm
Copiado máximo en soporte baritado
2
Copias disponibles
2
Año de copiado
1990
Fecha de diario
2018-12-05
Referencia
584

DIGRESIÓN CINCO. Una desamparada hermosura. José María Álvarez (2018). Editorial Renacimiento. No soy lector de poesía. La causa, probablemente, pereza intelectual. De los pocos autores que sigo, el más frecuentado es el que me ocupa hoy, para mí un grandísimo poeta. Desde que lo descubrí, hace ya algunos años, lo he seguido, y lo he hecho porque su poesía resuena en mis deseos y en mis ansias de transcender a través de la belleza. Finísimo esteta, poetiza con los mejores ingredientes posibles: Cultura, Literatura, Poesía, Arte, Viajes y, quizá lo más significativo de su obra, un inmenso despliegue de matices hedonistas, gozosos. Y la mujer, siempre presente como la más vívida y bella fuente del sentido del gozo, del placer. Y del sexo, por supuesto. Álvarez está muy vivo y sabe transmitirlo con autentica e inmediata sensualidad. “…La alegría/ de vivir, /pasar de todo porque todo/ y desde siempre, ha sido/ eso, la Historia, la que sufrías pero luego/ olvidabas en la cama/ con una mujer hermosa, ante una comida/ sabrosa, el santo vino…/ los placeres del alma”. En este maravilloso libro, muchos de los poemas tienen un desarrollo narrativo de encuentros, viajes, sensaciones, con el que transmite un hondo sentido de su manera de entender la vida y el arte. Y la literatura: algunos poemas creados a partir de su relación con obras y autores, todos ellos grandes y significados. “…Al fin y al cabo, ¿qué nos queda?/ … algunos libros, algún cuadro, Mozart …/ y este delirio de la sexualidad”. Paisajes míticos, ciudades prodigiosas, enclaves que se graban indeleblemente en el alma. En este libro, como en todos los que conozco, te transporta a una vida posible que por su magnificencia estética y existencial solo se puede inscribir en los sueños de lo que nunca se alcanza. “El sol poniente que aún ardía. /El aire que parecía rechinar. / Y bajo aquel cielo desplomándose/ la Pirámide de Zoser. / Las arenas crepitaban/ como si una noche interior pretendiera salir. / Y entonces vi venir/ aquel hombre…” José María Álvarez

Pepe Fuentes ·