DIGRESIÓN NUEVE. El sueño de la vida, de Federico García Lorca y Alberto Conejero. Director: Lluis Pascual. Intérpretes: Nacho Sánchez, Dafnis Balduz, Esther Bellver, María Isasi, Emma Vilarasau, Daniel Jumillas, Juan Paños, Luis Perezagua, Jaume Madaula, Raúl Jiménez. Koldo Olabarri… (elenco: 16 actores) Teatro Español, veintiséis de enero. La relación de Conejero con García Lorca viene desde 2015, cuando estrenó La piedra oscura (el relato del último amor de Federico) y luego, en 2016, la versión de Amor de Don Perlimplín con Belisa en su jardín. En el caso de esta obra, parte del único acto conservado, el primero de La comedia sin título, escribiendo la posible continuidad en dos actos más, pero manteniendo el espíritu transgresor que ya perfilaba Lorca en ese primer acto (Conejero dice que no ha cambiado una coma del texto original) y sosteniendo su escritura sobre una cuidada y evocadora palabra poética. La escenificación de ese primer acto que ofrecieron Conejero y Pascual, a partir de la idea del teatro dentro del teatro, es dinámica, ágil, con parte de los personajes repartidos entre el público y entrando y saliendo desde el proscenio al escenario. En este acto, Lorca planteaba la dicotomía entre un teatro de entretenimiento, asimilable a un teatro conformista, burgués, convencional y reaccionario, frente a un teatro revolucionario que nos haga reflexionar sobre lo que nos pasa (ejercicio de cuestionamiento social y existencial). Los personajes forman parte de una compañía que está representando la obra cuando se ve sorprendida por la guerra. Desconozco si la obra de Lorca habría tomado la deriva fuertemente social por la que opta Conejero; probablemente. De cualquier modo, lo que propone esta versión partiendo de un contexto histórico y teatral contemporáneo a Lorca, es la escenificación de una dialéctica, un tanto simplista, de revolucionarios buenos y reaccionarios malos. Ese planteamiento, un tanto banal y sobre todo superado, creo, lleva a momentos un tanto obvios, como un remedo de lo que serían ahora las posiciones de Vox (ese guiño está subrayado con un personaje que viene a ser la caracterización del señor Smith, secretario de esa formación). Lo dice el propio Conejero, le preocupan los “populismos que defienden lo peor de nuestro pasado”. No obstante, ese tipo de elementales y doctrinarios posicionamientos gustan mucho a la gente (cuanto más gruesos, mejor). De hecho, la ovación final fue espectacularmente larga y entusiasta. A pesar de un buen texto, una excelente dirección por parte del lorquiano Pascual, una buena escenificación y algunas estimables interpretaciones, yo no compartí tanto entusiasmo, ni mucho menos (aplaudí desganadamente). En mi paseo de hoy, en un podcast de La Libélula (espléndido programa de literatura y música), he oído un verso de Ángel Zapata, que me ha llamado la atención: “La nada, si existiera, sería azul.”
24 FEBRERO 2019
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