17 JULIO 2019

DESGRACIADAMENTE, YO NO ERA PROTAGONISTA DE UNA OBRA MAESTRA DE LA LITERATURA… qué lástima, qué oportunidad perdida, ya que nunca me habían visitado dos agentes judiciales; tan solo era víctima de un error burocrático. Habían obviado mi indudable y sacrificada vocación literaria y la habían rebajado a una trivial y molesta obligación ciudadana. Ni siquiera me pidieron que me identificara y tampoco me preguntaron si estaba suficientemente cualificado para la dichosa tarea, ya que evidentemente no lo estoy (ni mucho menos sabría hacer ese trabajo). Nos sonreímos en el trámite, absurdamente, como si nos cayéramos bien. Firmé. Se largaron sin más. Me dejaron la notificación y un pequeño manual de instrucciones. Sentí pánico. No me imaginaba pasando todo un día viendo el careto de mis convecinos, y luego, hasta muy de noche, contando votos y haciendo actas y cosas así. Como si supiera y me importara. No quiero ver las jetas de las gentes, de ninguna gente, y mucho menos manipular los papeles donde han expresado sus preferencias políticas, sencillamente porque me importa una puñetera mierda. No tengo tiempo para eso ni para nada que tenga que ver con el mundo, porque me voy a morir mañana. Tengo mejores cosas que hacer en el ratito que todavía me quede: Nada, absolutamente Nada. Ya solo soy breve y exigua materia feliz (1) …
(1) Acepción de felicidad, en mi caso: poder hacer, casi todo el santo día, lo que me de la real gana.