1 OCTUBRE 2019

OTRA VEZ I (y espero que sea la última): la asistencia a la dichosa manifestación del Orgullo Gay, como si fuera divertido o interesante. Ni una cosa ni otra. Desde dos mil dos hasta este año, he acudido en catorce ocasiones; he dado por buenas trescientas treinta y seis fotografías y he escrito doscientas diez entradas de diario sobre este tema ¡¡¡Ya está bien!!! A pesar de las abrumadoras cifras (me canso solo de mencionarlo), no creo haber hecho nada en especial, salvo repetirme: superponer capas de mediocridad. La realidad (apariencia física de personas y cosas) es reservada y celosa, renuente a entregar nada de lo que le pertenece, de lo que es suyo. De sus secretos. No ofrece nada gratis y, si lo hace, carece de importancia. Soy sensible a comerciar, o más bien a pagar, por lo que obtengo porque cualquier otra opción me parece desequilibrada, sobre todo porque me colocaría en el papel de deudor y eso no me gusta. Normalmente, ni pido ni ofrezco nada a nadie ni a nada, luego nada obtengo. Fotográficamente, soy un merodeador en la sombra, alguien que coge lo que puede, normalmente migajas, subrepticia y cobardemente, para así no tener que dar explicaciones. No es ruindad (creo), es inseguridad, o tal vez tonta timidez…