10 OCTUBRE 2019

OTRA VEZ X (y espero que sea la última). Vuelvo a la tarde del seis de julio y a mi confuso cansancio sobre la realidad, o más bien -la imagen de la realidad-: el hecho de fotografiar afanosamente durante tantas veces a los gays, no sé si ha sido por encontrar imágenes propias entre tantas, por entretenerme, por hacerme trampas al solitario o por descubrir secretos de gentes muy alejadas de mi manera de estar en el mundo. Por ejemplo, en la fotografía de hoy (también en las de los últimos días), me pregunto a qué realidad pertenecen estos hombres desnudos que fotografié, si es que se les puede enmarcar en alguna: ¿son gays, son nudistas, son exhibicionistas, son provocadores, o son humoristas? O son polizones que tan solo se han colado para pasarlo bien. Y yo, a cuál pertenezco como fotógrafo si es que pertenezco a alguna categoría posible? No tengo respuesta para ninguna de las preguntas. En mi caso, y esforzándome para encontrar una definición, me quedaría con la más realista posible: -individuo que porta una cámara grande y pesada-. Y ya está, no hay más. No, seguramente, el año que viene, no volveré. Fin.