11 OCTUBRE 2019

DIGRESIÓN UNA. Chernobyl. EE. UU, Reino Unido, HBO. (2019): Guion: Craig Mazín. Dirección: Johan Renck. Intérpretes: Jared Harris, Stellan Skarsgard, Sam Troughton, Adrian Rawlins, Con O´Neill, Johsua Leese. Miniserie de TV (cinco episodios). Narra lo sucedido en la central nuclear de Chernóbil, Ucrania, en 1986. Una catástrofe sin precedentes. Situado el lamentable asunto que cuenta la serie, lo importante, lo tremendamente transcendente desde la mera perspectiva cinematográfica, es el ominoso realismo con el que está producida y realizada. Sobrecoge la estupidez y codicia humana que es capaz de desencadenar tal cadena de errores. Los dirigentes del PCUS, con Gorbachov a la cabeza, desde el primer momento se niegan a reconocer lo sucedido y a arbitrar medidas urgentes para paliar tal desastre (en la escasa medida que era posible pero que al menos habría evitado algunas muertes). Y todo por qué ? Simplemente por ambiciones personales, estúpidas carreras políticas e intereses nacionales e internacionales. Una de las características básicas de las dictaduras es no reconocer jamás los errores. La Unión Soviética siempre vivió instalada en la mentira y la infamia. Dice Johan Renck, director de la serie: “La lección que nos ofrece Chernobyl es que la energía nuclear no es peligrosa. Lo peligroso son las mentiras, la arrogancia y la supresión de la crítica.” Sí, eso es lo que cuenta admirable y esencialmente la serie. Lo que más me ha impresionado, si es que se puede hablar con propiedad de una categorización de sus valores, es el modo en que la dramatización evidencia la miseria humana. La producción y dirección artística consigue crear una escenografía y una atmosfera dantesca, espeluznante por creíble. Por último, las memorables interpretaciones de todos los personajes que intervinieron. Dice Boyero: “…es una dolorosa obra de arte”. Lo suscribo plenamente.