10 ABRIL 2020

© 2020 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2020
Localizacion
Teatro Valle Inclán, Madrid
Soporte de imagen
-DIGITAL-IPHONE
Fecha de diario
2020-04-10
Referencia
9811

CRONICA DE UN DÍA FELIZ (ya era peligroso) EN DIEZ CAPÍTULOS
Veintinueve de Febrero de dos mil veinte (10)

DIGRESIÓN UNA. Jerusalem, de Jez Butterwoth. Dirección: Julio Manrique. Escenografía: Alejandro Andújar. Intérpretes: Chantal Aimeé, Pere Arquillué, Guillem Balart, Anna Castells, Adrian Grösser, David Olivares, Víctor Pi, Clara de Ramón, Albert Ribalta, Marc Rodríguez, Elena Tarrats, Pablo Carretero, Tomás Pérez y Robert Plugaru. Teatro Valle Inclán, Madrid, 29 de Febrero de 2019.
En el escenario en penumbra se adivinaba gran profusión de objetos heteróclitos tirados por doquier, frente a una caravana viajera: botellas, sillas de plástico, colchones, sillones, restos de comida, ropa y, una vez comenzada la representación, personas, algunos miembros de una comunidad heterodoxa y marginal que se apretaban en torno al líder del grupo y personaje central: Johnny Byron, “El Gallo”. Según el texto del programa de mano: “Risueño. Humilde y arrogante… Dios y diablo. Un hombre. Un trozo de eternidad. Imperfecto. Infinito. Insondable”. Lo escribe el director de la representación, Julio Manrique, que, por cierto, realiza un espléndido trabajo con una obra que crece a borbotones, que se desborda incesantemente creando en el espectador una fascinación hipnótica. La acción se desarrolla a ritmo de descenso por los rápidos de un río, siempre sorprendente y cambiante. Hay que agarrase fuerte a la embarcación para no acabar estrellado o ahogado en la inmensidad de palabras y situaciones. También dice el programa de mano sobre “El Gallo”: antihéroe romántico. El “prota” de la fiesta. Un astro sol. Un borracho. Un pirata loco…Un gitano chulo y alocado inventándose el mundo desde una caravana. Sí, todo eso es y más. Pero claro, para que esa inverosímil y arrolladora personalidad cristalice y convenza hace falta un actor superior y ese papel lo eleva a la categoría de perfecta y volcánica interpretación Pere Arquillué, un actor catalán del que nada sabía. El resto de los personajes los encarnan actores jóvenes, creo que catalanes también e igualmente desconocidos para mí, que están soberbios en unas interpretaciones difíciles, furiosas y vertiginosas. La obra muestra un mundo marginal, asediado por una supuesta civilización que avanza inexorablemente y rodea a estos seres perdidos que luchan por su derecho a vivir de acuerdo con sus propios valores. La acción crepitante avanza sostenida por un texto siempre interesante y bien dicho, enfático y desesperado. Obra original, imaginativa, tremendamente dinámica y heterodoxa. Y larga, que se hace corta porque te lleva en volandas. Espléndida noche de teatro. Una hora después de que acabara llegamos a casa, sin novedad, salvo la satisfacción de haber vivido un día perfecto.

Pepe Fuentes ·