18 JUNIO 2020

DIGRESIÓN DOCE (y tres). Om det oändliga (Sobre el infinito). Suecia (2019). Guion y dirección: Roy Andersson. Fotografía: Gergely Pálos. Reparto: Martin Serner, Jessica Louthander, Tatiana Delaunay, Anders Hellströn, Jan-Eje Ferling, Thore Flygel, Stefan Karlsson, Bengt Bergius, Marie Burman.
…Los personajes de todas sus historias parecen atrapados en vidas imposibles y malogradas. Sobrios, serios, circunspectos, introvertidos, o más bien férreamente reprimidos. Muestran en sus gestos, en sus cuerpos, en su desfallecida y resignada mirada el fracaso existencial más triste del mundo. Traídos desde una remota eternidad, exudan soledad por cada uno de los poros de su piel condenada al desamor. Tan solo pronuncian frases aisladas, entrecortadas, que te remiten al centro mismo de sus vidas aparentemente fracasadas y a sus secretos más dolorosos. Son víctimas confesas como cualquier ser humano educado en una cultura monoteísta (luterana en este caso), racional y diabólicamente represora. Andersson, con su sola y personalísima mirada, convierte en universales las vidas de sus criaturas, y lo hace desde un sentido estético único (nadie se parece a él), en el que están contenidas muchas de las claves del arte contemporáneo, especialmente pictórico: los surrealistas (René Magritte, Giorgio de Chirico, Paul Delvaux…), el expresionismo metafísico de Balthus, o el neoclasicismo desolado de Edward Hooper. Todo eso y mucho más contiene el mundo de Andersson, por no hablar, también, de Luis Buñuel.  Pero no por todo lo dicho la película de Andersson resulta espesa, sombría, amargada; todo lo contrario, es ligera y gozosa, y no solo por el simbolismo de todas sus representaciones y por cada uno de los fotogramas que despliega, sino por su esplendoroso, surrealista y crítico sentido del humor. Entre las varias boutades que nos ofrece, por ejemplo, está la de un cura que acude a un negligente terapeuta porque ha perdido la fe o que, en otra de las historias, reparte la comunión entre sus fieles completamente borracho, haciendo eses al acercarse a ellos. Magistral e inolvidable metáfora sobre la debilidad humana.