DIARIO DE REVELADO (digital) ONCE, del treinta de Julio de dos mil veinte (jueves)
Son las diez treinta de la mañana. Fuera del estudio la temperatura es demasiado alta para mi frágil y avejentado cuerpo. Después de escribir las dos horas que tengo impuestas como tarea, me zambulliré en los procelosos mundos de estilos y ajustes que presiden mi New Age fotográfica. A ver qué tal me va hoy. La intención es revelar dos series del viaje a Perú y Bolivia; para conseguirlo intentaré acertar con un tono y textura de revelado en una de las fotografías que luego aplicaré a las cinco restantes (o no, y las haré distintas). Pero el día estaba marcado por una aciaga amenaza que ni tan siquiera podía sospechar: el disco externo en el que venía guardando el trabajo de revelado de hacía como mínimo un mes, inesperadamente, se rompió (menos mal que algunas cosas también las tenía en otro). Comenzó a fallar y, cuando quisimos salvar los archivos guardados, ya era tarde. El sistema contestaba que no encontraba nada: 0 bytes. Además, manteniéndolo conectado, dificultaba el funcionamiento del ordenador hasta prácticamente paralizarlo. Me espera un sufriente viacrucis, un calvario hacia un inclemente Gólgota para, en vez de la vida eterna, tan solo conseguir recuperar algo tan banal como información prescindible. Continuara…
9 AGOSTO 2020
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