EL MAPA DE LOS DÍAS
25. SÁBADO (23 de Enero de 2021)
Hoy es fiesta en mi ciudad (me he enterado de casualidad), al parecer, desde hace siglos, se conmemora San Ildefonso; no entiendo el empeño en mantener fiestas religiosas católicas en un país que, formalmente, es laico. Ellos sabrán. Lo cierto es que a mí me da absolutamente igual que sea el día de un Santo que nunca he sabido lo que hacía bien (supongo que ejercer de santo). Mientras escribo, me ha intrigado el asunto y he consultado la Wikipedia, y sí, lo celebramos en mi ciudad porque nació y vivió durante sesenta años en ella (607-667). Fue obispo y el elegido para que la mismísima Virgen, que se encontraba cantando con otras vírgenes (al parecer son muchas), le entregara una casulla diciéndole lo siguiente: «Tú eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería.» No sé qué habrá sido de la divina casulla (lo de la tesorería también me llama la atención, porque hice la “mili” en una unidad que se llamaba algo así, y allí, tesoros, no había). Dos años después se murió, pero ya de santo, supongo. En mi caso, que nunca he profesado religión alguna, cuando era trabajador por cuenta ajena este día me hacía mucha ilusión porque libraba. Incluso, cuando empezaba a fotografiar, me presenté dos o tres años al concurso de fotografía de la ciudad y recuerdo que lo gané dos veces (una de ellas a nombre de un amigo, pero no sé por qué lo hice así). Con motivo de la fiesta, se celebraban varios certámenes: pintura, poesía, literatura… No sé si todavía mantienen esas competiciones.
La fotografía: de mil novecientos setenta y nueve que, junto a otras dos realizadas desde el mismo lugar, pero con otros encuadres, y viradas al cloruro de oro (ahora virada sin oro, con la New Age fotográfica), obtuvieron el premio con el nombre del Santo. Todas sobrias, sencillo naturalismo, sin efectos especiales ni nada, algo místicas, incluso. No parece especialmente concursera, pero es que entonces la fotografía era otra cosa. Además, era una perspectiva inédita de la ciudad (eso solo lo supongo), aspecto especialmente favorable para que fuera considerada premiable. Supongo que también tuvieron que ver los pulcros virajes al cloruro de oro que ya hacía entonces. No sé, quizá fue porque el jurado lo componía gente de buen gusto, inspirados por el mismísimo Santo.