17 FEBRERO 2021

© 2019 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2019
Localizacion
Feria de arte Arco. Madrid (España)
Soporte de imagen
-120 MM- ILFORD DELTA 3200 (6400)
Fecha de diario
2021-02-17
Referencia
8890

DIARIO de las otras COSAS 21
Viernes, doce de febrero de dos mil veintiuno.
A modo de Epílogo, este escrito me lo estoy dictando el viernes doce, desde mi reciente rol de augur sobrevenido, sobre lo que sucederá el domingo catorce. Estoy seguro de que no me veré obligado a hacer trampa (al solitario), es decir, corregir lo que a continuación escribiré, a la luz de los resultados ciertos del domingo (*): “Han ganado los malos y no me parece mal. Prometedor escenario. Las lógicas consecuencias darán pie a que el proceso de descomposición avance, firme y rápidamente, hacia la única solución posible: extirpar cuanto antes las partes dañadas (lo harán ellas solas) para que no se produzca una indeseable metástasis”.
A partir de ahí, los españoles podremos comenzar a construir un país sólido y coherente, por primera vez en la historia, libres ya de células tumorales que nos obliguen a depender de quimioterapia permanentemente (con efectos secundarios y todo).
Un buen y mal día el catorce de febrero. Ahora solo hay que esperar a que todo se precipite en la única dirección posible (ya lo he contado).
(*) No he tenido que cambiar ni una coma.
La fotografía: Este hombre tan alto es el Rey de España ahora. Ha habido muchos: los que compartían con otros colegas la península ibérica, los Reyes Católicos (cuando se unificó en una sola corona, hace ya quinientos años, más o menos) y los que vinieron después. A este hombre alto le va a tocar vivir el desmembramiento del territorio sobre el que reina, e incluso, en el peor escenario posible, abdicar en favor de una “república de mierda”. Los que quedemos, si se cumplen mis tristes augurios, podríamos mantenerlo coronado (por mi parte, ningún problema con eso, salvo que la joda como su padre). Aunque, como ya dije en otro momento, la única razón de la pervivencia de una dinastía, como la de una cadena, es que se mantenga incólume, irreprochable y eficaz en su misión; si se rompe un eslabón ya no sirve para nada. Es imposible que sea fiable y habría que adquirir otra nueva; el problema es que las dinastías no se venden en grandes almacenes, así que quizá no tengamos otro remedio que asumir una reparación in extremis. Eso sí, el hombre alto tendrá que ser intachable y aceptar la reducción del territorio sobre el que reinará. Me parece.

Pepe Fuentes ·