EL MAPA DE LOS DÍAS
55. Viernes (28 de Mayo de 2021)
Sigo sin soportar el dolor, a pesar del duro entrenamiento. Hoy me ha despertado a las dos de la madrugada, se ha agarrado a mi vientre y espalda, y ya no me ha soltado. A las cuatro me ha expulsado de la cama y me ha traído a mi cheslong de escribir sobre nada. Estoy jodido, muy jodido, y así es muy difícil escribir, o cualquier otra cosa; hacer sexo, por ejemplo, es de todo punto imposible, y hasta sonreír, y hasta pensar que la vida tiene alguna gracia.
Ayer seguí con mi periplo por consultas de médicos para ver si es posible que alguno me ayude realmente. Por la tarde tocó un alergólogo porque el dermatólogo detectó que tenía una reacción medicamentosa y me suspendió el tratamiento (dijo que no tomara nada hasta que me reconociera un especialista en alergias). Eso hice y sí, tenía razón, es al Nolotil, me dijo el nuevo especialista. Así que, vuelta a empezar con todas las pastillas y cremas. Como no estoy contento con esta lamentable situación, he decidido ira a un neurólogo la semana que viene porque lo mío, al parecer, es de los nervios. No sé si éste me hará caso o dirá como el bombero -ah, lo que tienes es un Zoster- y pasará de mí.
Más adelante, iré a mi doctora de “cabecera” (creo que ya no se llaman así pero la imagen era muy bonita: un médico muy pegado a ti salvándote de cualquier enfermedad o peligro, como si fuera un ángel de la guarda) y a una especialista de digestivo (gastroenterólogos se llaman los de su oficio) por lo de la hernia, a ver qué piensan de todo lo que me sucede. En un mes me habrán visto seis médicos diferentes, pero el dolor sigue como si nada.
Decidí esta nueva visita, al neurólogo, cuando me encontraba en la consulta de un cualificadísimo y carísimo dermatólogo animal, en Madrid, con Míster Brown, que tiene problemas en sus patitas desde hace mucho tiempo. El individuo era joven (más de cuarenta, pero menos de cincuenta), delgado, muy didáctico y doctoral en sus explicaciones, también muy moderno en su manera de conducirse (es caro y no tenía otra). Diagnosticó: Pododermatitis y Displasia focal de anejos. Llegó a esa impresionante y alarmante conclusión enseguida, casi a simple vista. Pero lo peor no es la epatante diagnosis, sino que es crónica y, como tal, necesita un tratamiento hasta el fin de los tiempos para que no empeore su calidad de vida -dijo- el verboso especialista. Ningún problema con la atención y cuidados que Charlie necesite porque es el mejor perrito del mundo.
La Fotografía: Escenificación premonitoria (hace dos años) de la escena que vivimos ayer. La fotografía, a veces, se comporta como una visionaria. Ya lo creo.