DICCIONARIO DEL TONTO
ODIO: “Antipatía y aversión hacia algo o hacia alguien cuyo mal se desea”. RAE
La definición de la Academia se me queda corta. Creo que el sentimiento habría dado para algo más, como por ejemplo, el odio que son capaces de desatar las ideologías y los movimientos de masas, y los líderes y gobernantes que a lo largo de la historia han hecho tanto mal a sus congéneres pero, tal vez eso sea otra cosa, otra palabra, otra acepción, no sé.
En lo que a mí se refiere, creo que ha sido el sentimiento más indefinido e inconstante en mi ánimo. Ahora no recuerdo sentimientos de odio hacia nadie en especial. No he sido un odiador nunca, o al menos eso creo. Puedo haber pasado momentos de enfado con alguien pero enseguida se me olvidaba. No era importante para mí.
Muy probablemente, se me ocurre que, para odiar de tú a tú, sin ambages ni subterfugios, hay que ser valiente y yo no lo soy. Según la cita, plenamente lúcida y cierta, de George Bernard Shaw: “El odio es la venganza de un cobarde intimidado”. Yo tendría que haber sido alguien entregado al odio más complejo, diverso e intenso, sencillamente porque siempre he sido cobarde e intimidado, pero no, ni siquiera así. Un argumento más a añadir a mis múltiples fracasos sería: No fue capaz de odiar.
Dice Cioran, filósofo del mayor predicamento en mi escasa cultura: “Cualquier persona inteligente o decente odia a la mitad de sus contemporáneos”. Tiene razón, puedo suscribir esa máxima con carácter general (hay a multitud de gente a la que odiaría por principios), pero el Tonto está tratando este vocablo de un modo físico e inmediato, o dicho de otro modo, tan solo el odio hacia quien se conozca y se le pueda mirar a los ojos; ese sería el verdadero odio, real y carnal, lo demás son teorizaciones o literatura.
La Fotografía: Para la palabra de hoy foto no tengo, o al menos ahora no se me ocurre la mejor posible, sencillamente porque no siento que odie a nadie que conozca, y si lo hubiere lo más probable es que tampoco tendría una fotografía apropiada. Recurro a una que nada tiene que ver con el odio, casi todo lo contrario, es alegre, descomprometida y festiva pero, simbólicamente, podría tener sentido ya que si alguien podría estar más cerca de mi odio son aquellas personas que se crecen sin fundamento o sentido (los fantasmones) pretendiendo ser lo que no son y siempre vanidosamente. El envanecimiento siempre deviene en esperpento. Los detesto profundamente, pero no sé si alcanzan el honor y el merecimiento de mi odio visceral y singular.