EL MAPA DE LOS DÍAS
71. Domingo (18 de Julio de 2021)
También me levanté temprano, a las seis, como el día que fui a recogerlos al aeropuerto. Esta vez para llevarlos a que tomaran su avión de vuelta. Todo ha ido bien con ellos en estos días. Hemos comido juntos tres días y cenado dos. La noche del jueves pasado asistimos a la superproducción de un grandioso espectáculo histórico (Puy du Fou) que, curiosamente, se encuentra situado en la finca donde me crie. La relación con mi hijo y su mujer ha sido plenamente sonriente y feliz pero muy corta. No hemos tenido momento de hablar todo lo que me habría gustado. En cuanto a mis nietas, Lucía y Emma, verlas ha resultado una grandísima sorpresa ya que su crecimiento, en todos los sentidos, me ha parecido sorprendente y gratísimo. Ambas me han parecido otras, después de dos años: a su edad, es todo un mundo. Lucía, la mayor, ha madurado o cambiado sorprendentemente desde la última vez: ahora es una criatura más próxima, cariñosa, atenta e interesada por todo lo que la rodea. Un placer haber comprobado sus cambios, tan rebosantes de intereses y expectativas (ahora apasionada con el deporte, especialmente atletismo). Emma, lo mismo: es otra niña, con componentes y reflejos en su personalidad complejos e inesperados, quizá debido a su desbordante creatividad; ahora, después de protagonizar una obra de teatro (Alicia en el país de las Maravillas) a escala de distrito escolar, seguirá con clases de canto e interpretación. Los míos, los únicos que me quedan, además de Naty, por supuesto, parecen y son una familia insuperable. Eso me hace feliz.
La Fotografía: Nos despedimos en el aeropuerto con tristeza, la sonrisa de la llegada se tornó en seriedad y el colorido en monocromatismo. Quizá, fotográficamente, es una lectura obvia y simplista, pero me da igual porque me gusta, sobre todo porque ellos, tanto en la llegada como en la despedida, están espléndidos y guapísimos.