MONÓLOGOS SOBRE ARTE
Capítulo uno
ARCO: Feria de Arte contemporáneo 2021. Madrid.
8. Domingo, once de Julio de dos mil veintiuno
“Trabajos cargados de tensión y de espíritu crítico, ante los cuales resulta imposible quedar indiferente”. Marisol Salanova (ABC. El Cultural, sobre una obra expuesta en Arco)
Esta mujer, Salanova, me enfrenta cruelmente al hecho de que, muy probablemente, no soy persona idónea para ver Arte Contemporáneo con sentido y profundidad. O, dicho de otro modo, que quizá habría hecho bien en quedarme en mi casa el domingo por la mañana, por muy de aficionado que quiera dármelas.
En los dos pabellones de Ifema Naty y yo lo pasamos muy bien, fotografiamos, disfrutamos mucho con las sorpresas que nos deparaban casi todas las galerías, pero de un modo absolutamente gozoso y frívolo y, en ningún momento, yo al menos, me sentí herido por la belleza y la trascendencia. Tampoco por la tensión y el sentido crítico que menciona Salanova.
En un momento de la visita recuerdo que dije a Naty: -no veo nada que me enganche, la impresión general que tengo es de frialdad-
Es más, como voy con la mirada en modo panorámico y, sobre todo, fotográfico, sin entrar en más consideraciones, todo lo veo a través de una distancia de seguridad que contribuye a una cierta frivolidad indiferente. Si quisiera hacerme el interesante diría que visito Arco de un modo Impresionista, pero no, que va, no es eso, más bien tengo que decir que la visito como un tarugo, aunque eso sí, que camina despacio y como si entendiera.
Mucho me temo que es esta actitud la que hace que vaya tan retrasado en la asunción de los arcanos del arte, especialmente el Contemporáneo. Me falta concentración y profundidad, e inteligencia, que no se me olvide la inteligencia.
La Fotografía: Esta composición -señor afeitándose- de Rafael Macarrón me gustó mucho. Figurativa, divertida, jugosa, estimulante. Conectada con la vitalidad del comic sonriente y lúdico. Últimamente vengo diciendo que el principal objetivo del arte debería ser hacer feliz a las gentes. No sabía nada de Rafael Macarrón por lo que he navegado por Internet y me he enterado, por ejemplo, que esta obra costaba 60.000 € (que no está nada mal, aunque no sé, porque lo mismo dentro de un rato cuesta lo mismo, pero en millones). También he sabido que se lo disputan galerías de ciudades muy cool, como San Francisco, Miami, Nueva York…También me he enterado de que fue ciclista profesional, aspecto de su biografía muy celebrado; he visto fotos recientes y sí, tiene una cabeza y un mentón muy de ciclista, como de quién se propone escalar un puerto de primera especial y lo consigue a buen ritmo, por lo que la carrera en el mundo del arte, tan difícil, la está disputando con gran éxito y esplendor. Además de su grandísima fortaleza mental y originalidad dice cosas de bastante enjundia y profundidad, muy de artista: “Busco siempre una forma de trascendencia que se encuentra en la literatura mística, y también en las pirámides o en una románica, en una danza primitiva, que siglos después siguen emocionando, todo trasciende, es espiritual”, explica. “Y todo eso lo descubrí pedaleando, entrenando solo en la bicicleta, meditando, la soledad, la libertad, el paisaje…”. El País, 17 de Diciembre de 2018.