9 AGOSTO 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
TV. Película: El chico más bello del mundo
Soporte de imagen
DIGITAL 10000
Fecha de diario
2021-08-09
Referencia
9967

DIGRESIÓN SIETE. The Most Beautiful Boy in the World (El chico más bello del mundo) Documental. Suecia (2021). Dirección: Kristina Lindström, Kristian Petri. Fotografía: Erik Vallsten. Intérpretes: Björn Andrésen.
Todo empezó un tiempo antes del rodaje de La muerte en Venecia (1971), película de Luchino Visconti, a partir de la novela homónima de Thomas Mann. Ambas, obras maestras. Para Visconti, director de cine de naturaleza esteticista, era inconcebible la construcción de historias que no se sustentaran sobre la belleza, tanto formal (cinematográfica), como de contenido (literaria). No hay forma sin contenido y viceversa, ambos valores se retroalimentan y constituyen el resultado final y formal de una obra.
Visconti, al parecer, peregrinó por países nórdicos buscando al protagonista adolescente perfecto (en la novela de Mann éste era de origen polaco, casi nórdico, a fin de cuentas). Lo consiguió, como no podía ser de otro modo en un esteta de férrea voluntad como él. Eligió a Björn Andrésen, un muchacho de 15 años, sueco, de una belleza convulsa y memorable.
Visconti, rodó la película y, además de la maestría de Dick Bogarde como Gustavo Aschenbach, que pasa de escritor en la novela a compositor en la película, está el bello adolescente que interpreta el chico de forma magistral, ya que solo se muestra, pero con un matiz insinuante de ingenua perversidad.
La descripción del adonis: “… Aschenbach advirtió con asombro que el muchacho tenía una cabeza perfecta. Su rostro, pálido y preciosamente austero, encuadrado de cabello color de miel; su nariz, recta; su boca, fina, y una expresión de deliciosa serenidad divina, le recordaron los bustos griegos de la época más noble. Y siendo su forma de clásica perfección, había en él un encanto personal tan extraordinario, que el observador podía aceptar la imposibilidad de hallar nada más acabado”. (Sobre Tazdio, La muerte en Venecia, Thomas Mann).
A Kristina Lindström y Kristian Petri, se les ha ocurrido la brillantísima idea de mostrarnos al Björn Andrésen de ahora mismo, de 2021, con sesenta y cinco años; a pesar de lo que predijo Mann en su novela: “Es muy frágil, es enfermizo. No llegará a viejo, pensó Aschenbach”. (Sobre Tazdio, La muerte en Venecia, Thomas Mann).
Se han servido de una gran profusión de información gráfica y documental de la época y sobre la vida del chico entonces. Resulta impagable el reportaje en el que Visconti elige al muchacho en una interminable serie de muy exigentes castings.
A través del documental no llegamos a saber mucho del personaje, salvo que tuvo experiencias trágicas (la muerte de su madre y de un hijo), pero, sin embargo, no nos cuentan cómo se ha ganado la vida, salvo por algunos papeles secundarios en películas. Quizá careciera de importancia ese aspecto, no lo sé.
Lo que sí es importante, indudablemente, es la idea y la magnífica puesta en escena de esa idea, atendiendo especialmente a lo esencial: El muchacho que se hace a sí mismo tan solo a partir de un físico irrepetible, sin aportar ningún talento en especial, únicamente  mostrándose; hasta llegar a su participación en este documental, donde, igualmente exhibe un físico soberbio, impresionante, sin decir absolutamente nada que merezca la pena ser oído.
Creo que, sin el hallazgo de Visconti, Björn Andrésen habría sido otro y, desde luego, completamente anónimo. A partir de ahí caben todo tipo de reflexiones sobre el destino, el azar, el paso del tiempo en un cuerpo humano que, por cierto, en este caso, a pesar de la aparente decrepitud, ha mantenido a lo largo del tiempo una personalidad y singularidad física absolutamente impresionante (algo ha puesto de su parte, sin duda).
El documental en sí, a pesar de sus altibajos es excelente y serio, bien realizado, de una belleza formal fascinante y terrible al mismo tiempo.
La Fotografía: Björn Andrésen… “El sol y el aire marino no habían tostado su tez, que conservaba su amarillo marmóreo de siempre, pero en aquel instante parecía más pálido que de ordinario, quizás a consecuencia del fresco o por el resplandor de los faroles”. (Sobre Tazdio, La muerte en Venecia, Thomas Mann)

Pepe Fuentes ·