10 AGOSTO 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
pepe fuentes, Toledo, España
Soporte de imagen
DIGITAL (100)
Fecha de diario
2021-08-10
Referencia
9976

DIARIO DE ENVEJECIMIENTO TREINTA Y CUATRO, del diez de Agosto de dos mil veintiuno (00:00 horas)
El tiempo vencido: ¿acaso no es esta, quizá, la mejor definición del arte?Balthus.
Hoy cumplo sesenta y ocho insustanciales años. Si me fijo en las cosas que decía Balthus, admiradísimo pintor para mí, ya debo haber alcanzado la categoría de obra de arte absoluta. Indubitable. El único problema es que soy una obra de arte de perfiles y texturas inmensamente planas, de colorido desvaído, tirando a monocromo. Mis disgustos han sido flojos, sin enjundia ni complejidad. Tampoco he tenido que enfrentarme a encrucijadas imposibles o dramáticos desgarros. Ayer, intencionadamente, coloqué una fotografía de un hombre, que sobre todo fue muchacho en la vida y luego, no sé; porque su rostro refleja una vida presumiblemente bien vivida (aunque no sabemos por qué, el documental al que alude la entrada del diario no lo dice).
Siempre he sido de la idea de que una cara convulsa y zarandeada por mil vientos y avatares, de profundos surcos, es la expresión de las intensas tormentas vividas en los muchos mares por los que haya cruzado el propietario de esa cara (párrafo e idea relamida y algo cursi, pero como es mi cumpleaños me la permito y perdono). No tengo una cara como la de ayer, porque, aunque guapo, no lo fui tanto como Tazdio, y, desde luego, no ha habido ningún Visconti en mi vida, ni nada que merezca la pena ser contado (aunque en este diario no haga otra cosa que contarme, para no suicidarme todavía por inanidad). Menos mal que no lo lee casi nadie.
El año pasado, para celebrar los sesenta y siete, hace una eternidad ya, me escribí una carta de felicitación. Este año, en general, me encuentro peor, mucho peor; así que no me escribiré porque la carta debería ser de condolencia y me apetece una mierda.
La carta del año pasado fue un artificio literario: estaba redactada en tercera persona, para hacerme la ilusión de que tenía un improbable interlocutor, un amigo en mi vida. Pero no, por lo que la carta me la escribí yo, así que me voy a permitir cometer la grave incorrección de repetir lo que dije: “… te deseo más y más calidad y placer descomprometido en tu vida, porque ahora, el éxito, esa trivial y convencional palabra y anhelo, a estas alturas, anocheciendo ya, carece de sentido”.
Todo está bien en esta autocita, salvo porque en este último año, de agosto a agosto, –ni más calidad ni más placer- Quizá menos, si eso es posible.
No celebraré el dichoso cumpleaños (nada hay que celebrar), y tampoco voy a desafiarme con firmes propósitos y rutilantes y rientes objetivos para el año que se me viene encima (es el tiempo el que manda, no yo). Tan solo deseo estar quietecito, inadvertido para el mundo y las desgracias. Una cosa es fácil, la otra no tanto. Y ya está…
La Fotografía: Hice un rápido guion de toma (esta foto, la de mañana y algunas otras). Dispuse la iluminación y entregué la cámara a Naty con el ruego que actuara como mejor conviniera a los propósitos que tenía entre manos, sabiendo que realizaría un trabajo insuperable. Su talento fotográfico es inmenso. Así fue. La sesión tuvo unos resultados que no me merecía. Lástima que fueran de las últimas fotos que me hace. Todo, absolutamente todo en la vida tiene una última vez; y esta, tan afortunada en el resultado, muy bien podría haber sido esa última vez. Luego, revelé con mi New Age fotográfica y este es el resultado.

Pepe Fuentes ·