12 NOVIEMBRE 2021

© 2021 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2021
Localizacion
Bujalcayado (Guadalajara)
Soporte de imagen
-DIGITAL 1250
Fecha de diario
2021-11-12
Referencia
1971

LOS MICROVIAJES: Provincia de Guadalajara. Segunda etapa (3): Sigüenza> Carabias, Palazuelos, Bujalcayado, Salinas de Imón, Imón, Atienza, Tobes, Querencia, Riba de Santiuste, Sines, Torrecilla del Ducado> Sigüenza.
Martes: veintiséis de Octubre de dos mil veintiuno.
Directo a Bujalcayado, a ocho kilómetros hacia el norte. Seis habitantes dice la Wikipedia que tiene, pero habían salido todos. No había nadie.
Hacía exactamente ocho años que estuve por primera vez en este pueblo (ahora, la segunda). En aquella ocasión, fueron tres los habitantes que salieron a recibirnos en la plaza: una señora jubilada, nacida en el pueblo; un hombre joven, medio hippy, que ya llevaba unos años instalado allí, y un hombre bastante mayor, que nos observó de lejos, pero que no se acercó a participar en la amena charla que establecimos con los dos vecinos, que hasta quisieron regalarnos un perro de los varios que se movían por allí.  Ahora tampoco había perros, pero si varios gatos que no vinieron a saludarme (con los gatos ya se sabe, si no eres familia, no existes).
Recorrí el pueblo en todas direcciones: de este a oeste y de norte a sur. Nadie. Me sentí decepcionado porque, acordándome de la amable hospitalidad de entonces, pensé que podría charlar un rato con algún vecino. Pues no.
Sin embargo, observé que el pueblo había mejorado su caserío y aspecto: en una de las calles que salían de la plaza hacia el oeste, en las afueras ya, habían construido una estupenda casa de piedra, alargada y abierta hacia el valle que se extendía frente a ella, un poco más abajo. Orientada hacia el sur, gozaba de sol a todas las horas del día. Debía de estar pensada como casa rural, supongo, o para vivir allí quienes fueran los dueños, solos todo el tiempo. Había más casas rehabilitadas, pero cerradas. Volví a la plaza y me hice el remolón, por si alguien que estuviera por allí se dignaba a salir a charlar conmigo. Pero nada. Me cansé de esperar a los ausentes y me fui hacia Imón…
La Fotografía: Solo vino a recibirme una gallina (no vi más). Era hermosa,  de frondoso plumaje color fuego. Irradiaba simpatía y su orondo cuerpo denotaba buena vida y mejor salud (si yo fuera una gallina me gustaría vivir en Bujalcayado). Me fascinó su grácil y elegantísimo modo de caminar: adelantaba con solemnidad una de las patas, la apoyaba con lentitud y graciosa gentileza, recreándose en el gesto, como diciendo: fíjate en mi donaire. Luego, adelantaba con la misma morosidad y seguridad en sí misma, casi displicente, la otra y así fue siguiéndome un buen rato. No le importó que la fotografiara, es más, se recreó en el posado. Todo un acontecimiento social entre una bella gallina y un explorador de abandonos.

Pepe Fuentes ·