19 ENERO 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Teatro Lara: Los Remedios. Madrid
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2022-01-19
Referencia
4600

LOS MICROVIAJES: Madrid y alrededores (y 8)

Domingo, nueve de Enero de dos mil veintidós.
… De la exposición al teatro. Subimos Gran Vía, rebasamos la Plaza de Callao, cruzamos y giramos a la derecha. Llegamos enseguida al Teatro Lara. Nos sobró tiempo por lo que decidimos tomar algo en un bar, frente al teatro.
Vimos Los Remedios, de Fernando Delgado-Hierro. Dramaturgia e interpretación: Fernando Delgado-Hierro y Pablo Chaves. Dirección: Juan Ceacero. Escenografía y vestuario: Paola de Diego.
“Yo quiero que nadie me diga cómo soy. Quiero descubrirlo yo” (Delgado-Hierro). Esta frase es la piedra roseta de esta obra, sustentada sobre un estilo narrativo próximo a la metaficción, en la que se mezclan la invocación de las experiencias vividas en el barrio por parte de los dos amigos protagonistas: infancia, familia, experiencia escolar, adolescencia, el descubrimiento del sexo… y, de pronto, las preguntas, el enigma de la identidad palpitando con fuerza perentoria.
Ambos creadores e intérpretes despliegan sus experiencias a través del tamiz de la memoria, con proyecciones sobre cómo fueron aprendido a vivir en un entorno muy característico como fue su barrio, emblemático en Sevilla. Sacan a relucir arquetipos muy significativos de la vida cultural de su entorno y eso los lleva, especialmente al personaje que encarna Delgado Hierro, a intentar sustraerse de un rol al que parecen predestinados (suele suceder en comunidades de muy marcadas señas de identidad). La obra evidencia ciertas y obvias convenciones populares, precisamente para señalar los aspectos anquilosados y rutinarios de la más acendrada cultura andaluza (sevillana), y lo hace desde la exageración y hasta el esperpento.
La obra ha tenido, a lo largo del último año, una muy favorable acogida y bastante éxito de crítica y público. En sala, en la interpretación a la que asistimos, varios y espontáneos estallidos de entusiasmo del público y, que curioso, esas jubilosas y solidarias expresiones, en todos los casos, respondieron a alusiones y sobreentendidos a circunstancias o hechos políticos de grueso calibre. El público en general es así de “sutil”.
No obstante, la representación está bien interpretada, con un buen ritmo, que a veces se estanca y embrolla por exceso de “metraje” (sobra media hora). El recurso del péndulo del paso del tiempo a veces no funciona con fluidez. Fui con grandes expectativas, pero salí frío y cargado de escepticismo: poco de lo que pretendían contar y de hecho contaron me llegó con precisión y finura; o tal vez es que yo no estuve a la altura del espectáculo y del discurso de los dos muchachos. Sin embargo, a mi alrededor, una vez finalizada la obra, estalló un desbordado entusiasmo por parte de todos los asistentes. Yo, no sentí lo mismo que todo el mundo, probablemente porque me equivoqué en la percepción e interpretación de la obra; o No.
A las once menos cuarto salimos del teatro. No disponíamos de coche. Nos acercamos hasta la estación de metro de Tribunal, de ahí un trasbordo en Alonso Martínez y recorrido sin más cambios hasta Coslada. Llegamos en torno a las once y media. A mí me quedaban algo más de ochenta kilómetros hasta mi casa, que no hice porque me quedé a dormir en casa de Carmen. Fin de un estupendo Microviaje: variado e interesante.

Pepe Fuentes ·