19 MAYO 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 102400
Fecha de diario
2022-05-19
Referencia
8394

LOS DÍAS (13)

Sábado, treinta de abril de dos mil veintidós
Después me dirigí a ver la exposición de Alfonso X El Sabio, de artes plásticas y técnicas mixtas, firmada por un artista toledano (pintor y escultor) Alberto Romero, al que no conozco, ni siquiera había oído hablar de él. Me pone muy contento el nivel de solipsismo que estoy alcanzando sin apenas esfuerzo. Pronto solo seré espíritu puro, evanescente, incontaminado e intangible.
He de decir que la exposición me encantó, bien colgada en un entorno inmejorable, la que fuera iglesia de San Marcos, desacralizada. La obra, compuesta por oleos de dibujo contundente y técnica mixta (creaciones escultóricas en madera y telas y pintura), me resultó sugestiva y estimulante por ser altamente expresiva y estética y formalmente original.  Además, añadía, pequeñas y breves acotaciones históricas y de carácter y personalidad del Rey Alfonso, sutiles, nada invasivas en la expresión plástica, pero que indudablemente enriquecían la muestra. Muy bien, Alberto Romero. Y, muy bien el propio Alfonso X El Sabio, hacia el que siento toda la simpatía y admiración del mundo, porque no solo me parece, muy probablemente el mejor Rey español de la historia, junto con los Católicos. Seguí con mi “visita” turística, o más bien junto a los turistas (por cierto, en la exposición no vi a ninguno, la vi solo). Es pintoresca mi ciudad, a mí me gusta mucho más atestada de turistas al sol, que no vacía, solitaria y triste, como suele convertirse al atardecer. A esa hora se parece más a sí misma y claro es insoportable y deprimente (lo dije el otro día).
En torno a la una decidí volver a mi casa, ya estaba bien de tanto curioseo sin sustancia (si al menos hubiera ligado, pero no, aunque estuve a punto y por mí no quedó).
Por la tarde, vi al Real Madrid proclamarse campeón de liga (estuvo muy bien, porque además goleó). Luego, trabajé un par de horas en este negocio que me traigo entre manos. Cené, vi una peli buena para los años ochenta y ahora una tontería (hay que ver a la velocidad que envejecen las películas, y las novelas, y el arte y todo; no duran nada).
Después, como conseguí permanecer despierto, me fui a tomar la copa que no me tomé la noche anterior, rodeado de gente, esa es la gracia, porque las copas son mejores en mi casa. Pero como la gente no me gusta, y de ligar mejor ni hablar, me volví enseguida, solo estuve quince o veinte minutos y ni siquiera apuré la copa. Va a llegar un momento en el que para romper la inercia ermitaña de toda la semana y poder dormir tranquilo, me limitaré a pasar por la puerta del local de que se trate, eso sí, sin ni siquiera parar el coche. O mejor haré una fotografía de la puerta, la colocaré encima de la mesa baja de mi sala de “estar” que no de ser, frente al sillón en el que estaré recostado, me serviré una generosa copa de buen ron o whisky y ya está. Misión socializadora cumplida, gracias a la comunión alcohólica.
La Fotografía: Interior del templo de San Marcos, donde se exhibía la exposición de Alfonso X El Sabio, con una especie de planetario a modo de metáfora de los conocimientos astronómicos del maravilloso rey que no se ha vuelto a repetir.

Pepe Fuentes ·