3 JULIO 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
-DIGITAL 12.800
Fecha de diario
2022-07-03
Referencia
1825

LOS DÍAS (21)
Jueves, veintitrés de junio de dos mil veintidós

Señores, señoras; Damas y caballeros, finalmente la enfermedad pandémica me fue revelada. El Covid entró en mí y se hizo cuerpo de mi cuerpo y sangre de mi sangre, en mi depauperado cuerpo. Fue, como no podía ser de otro modo, en un momento singular, esplendoroso, refulgente más bien, de la cultura judeo cristiana en la que nací, me crie (pero me maleduqué), y en la que vivo cada día, cada hora, cada minuto. Está adherida en las paredes de mis arterias, como el colesterol, bueno o malo, eso es lo de menos. Mi cultura y algunos desarreglos más, soy yo. Eso jamás podré cambiarlo. Eso sí, vivo en ella cautivo, pero es lo que me ha tocado. Podría haber tenido otra suerte y que me hubiera tocado un papel entre los que mandan, entre los que desfilan poderosos y orgullosos, sin ninguna sombra de duda en sus altivas frentes, pero no, eso a mí no me ha tocado. No, eso no me gustaría: no, no cambio mi suerte ni los arrabales en los que vivo, me gusta que sean así las cosas (ellos allí, yo aquí, nunca mezclados).
¿Por qué hablo de eso ahora? Porque contraje el virus maligno el jueves dieciséis de junio, en el que según dicen, junto con otros dos más (que ahora no recuerdo) son los que relucen más que el sol (el virus también refulgió para mí y en mí).
Salí de mi casa a fotografiar el misterio de la eucaristía y como lo viven mis vecinos; y sí, fotografié y tres días después el virus se transubstancio en mi cuerpo y me dejó postrado.
La Fotografía: Los heraldos negros que vinieron hasta mí para anunciarme el advenimiento hasta mi propio cuerpo del fatal y nefando virus que tantas vidas se ha llevado. Pero yo, que habito siempre en la pura abstracción y el solipsismo más irresponsable, no supe leer en sus labios (ellos no dijeron, solo se significaron), no me protegí debidamente y enfermé. Espero no morir de esta y así no comprometer al negociado de santos y mártires para que consideren la que sería mi justa y merecida candidatura.

Pepe Fuentes ·