30 JULIO 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Toledo (España)
Soporte de imagen
DIGITAL 5000
Fecha de diario
2022-07-30
Referencia
2687

LAS SOLEMNIDADES XXVII
Jueves,16 de junio de 2022. Toledo. Ciudad Imperial.
(parcialmente nublado, pero caluroso)
Donde hay soldados y aspirantes a jefes o mandos, o como quieran llamarse,
hay jefes. Los de la foto de hoy son los jefes de los soldados,
también llamados militares de graduación, supongo.
Estas gentes siempre me han parecido pretenciosas, pero sospecho
que es un prejuicio acrítico y artrítico por mi parte.
Al fin y al cabo, tan solo son gentes normales con una profesión y ya está.
Sin embargo, sus puestas en escena profesionales son aparatosas,
abrumadoras e intimidantes.
Y, por si fuera poca la bizarría geométrica con la que se exhiben,
están sus pecheras cubiertas de constelaciones de medallas,
que no sé qué significan exactamente;
pero que lo lógico es asociarlas a gestas, a heroicidades en campos de batalla lejanos
(aquí no hay guerras desde que estos hombres vinieron al mundo),
en las que salieron victoriosos, nimbados por alguna gloria mitológica de héroes antiguos.
Pero, no sé, hay algo que no me cuadra en esa supuesta
y me temo que impostada épica viendo sus caras y cuerpos;
porque no me resultan creíbles como héroes; su chatarrería más bien parece cosa de trienios.
Esta mala sombra que de pronto se me ha venido súbitamente a las mientes,
más bien injusta, sospecho,
creo que tiene que ver con prejuicios soterrados en mi memoria desde tiempo inmemorial.
No obstante, nunca he sentido simpatía en especial por los militares, por multitud de razones,
y ninguna tiene que ver con ideales pacifistas, que no tengo, ni con bobas y simplistas ideas “humanistas”;
sí esas cosas de acobardados «buenistas» que no se han enterado todavía que la humanidad ha avanzado,
sobre todo, a partir de guerras y más guerras. Sin ellas, la humanidad estaría parada
en algún remoto estadio del tiempo, seguramente.
La gente que me rodeaba aplaudió con ganas a todas las fuerzas militares o de orden
y gritaron entusiasmados vivas a los estamentos armados (sobre todo, guardia civil y ejército).
En ese momento es cuando yo me retiré un poco abochornado ante tan infantiles e innecesarios arrebatos.
Creo que, por este año, dejaré la crónica de las solemnidades de uno de los tres jueves que brillan más que el Sol.
No creo que vuelva a hacer algo parecido nunca más, seguramente, además, porque el año que viene
ya estaré muerto.
El relato de uno de los jueves que brilla más que el sol (los otros dos no me acuerdo cuales son), acaba aquí.

Pepe Fuentes ·