LOS MICROVIAJES: Madrid (y 2)
Viernes, uno de julio de dos mil veintidós
…Luego, animosamente dado el calor que hacía, cruzamos el barrio de Chueca y comimos en un restaurante en la calle Corredera Baja de San Pablo. Allí nos encontramos con un venezolano amigo de Carmen, músico (violonchelo). Charlamos con gusto (yo al menos), de las circunstancias actuales en Venezuela.
Después caminamos hasta la terraza del Museo Reina Sofia, en la que nos sentamos a tomar consumiciones frías. Estuvimos sumamente cómodos allí.
A las siete acudimos a un micro concierto en un pequeño auditorio en el magnífico edificio de La Caixa. Un dúo de músicos jóvenes, violinista y chelista, interpretaron pequeñas piezas de música española (primera parte del siglo XX) y húngara (Bela Bartok). Carmen, mi violinista de cabecera, opinó que los intérpretes eran muy buenos y que estaban perfectamente compenetrados, lo que indicaba que llevaban mucho tiempo tocando juntos (podían ser pareja, perfectamente).
Luego, nos dejamos caer despaciosamente hasta la estación de Atocha, donde cogimos los trenes a cada una de nuestras ciudades. Curiosamente, llegamos al mismo tiempo, ella a su casa y yo a la mía.
Fue un día magnífico porque, además, lo que hicimos fue de sumo interés para ambos. Carmen y yo nos sentimos estupendamente juntos. Todo fluye armoniosamente entre nosotros. Gran día el viernes.
Escribo esto el sábado, y ni mucho menos se acerca ni de lejos al viernes. Hoy está resultando un día de mierda.
La Fotografía: El micro concierto (30 minutos).