LOS MICROVIAJES: Madrid (1)
(miércoles, veintisiete de julio de 2022)
El martes, momento valle de mi estado de ánimo, tuve que hacer acopio de fuerzas para decidir acercarme a Madrid el miércoles. Salí en el tren de las nueve y veinticinco que debía llegar a las diez menos diez; anormalmente tardó media hora más, y no imagino la causa (no creo que fuera porque quisieran molestarme, precisamente a mí).
Crucé la Plaza Emperador Carlos V y me metí en el Museo Nacional de Arte Reina Sofia, objetivo de mi Microviaje (eso y no morir de inanidad).
Nada más entrar, lo primero, ir a la sala donde se halla instalada la réplica (de autor), de la obra desaparecida de Richard Serra: Equal-Parallel/Guernica-Bengasi (1986), depositada en un almacén y posteriormente trasladada a una nave de Macarrón (empresa de montajes de obras de arte, ya extinta por quiebra), en un pueblo de la provincia.
En 2006 el Museo admitió que la obra de treinta y ocho toneladas, compuesta por varios bloques macizos de acero de varias toneladas y tamaños, colocados a distancias predeterminadas por el autor (las separaciones son parte esencial del sentido de la obra), se había perdido (es decir, había sido robada).
Se inició una exhaustiva búsqueda por parte de la policía y cuerpo técnico del museo que solo arrojó un más que probable resultado: el fracaso.
Se dieron unas inconcebibles circunstancias: el museo tardó cinco años en echar de menos la obra (1990/1995) y, además, que desapareciera como por ensalmo una monumental y gigantesca obra que precisaba una compleja y aparatosa maquinaria para moverla y transportarla. Por si fuera poco el prodigio escapista: nadie vio nada.
Después de años de infructuosas investigaciones (nunca se sospechó de que Macarrón hubiera tenido que ver en la desaparición, a pesar de que era la depositaria de la obra); el Museo llegó a un acuerdo en 2006 (con vergüenza, supongo) con Serra para que realizara una réplica del original.
La obra se instaló en su ubicación actual en 2009, y menos mal, porque se trata de una sorprendente y poderosa obra escultórica…
La Fotografía: En la sala, perfecta en todos los aspectos para albergar la escultura, entraba una luz potente y tamizada por las ventanas orientadas hacia levante, que me permitieron disfrutar mucho fotografiando. No me molestó nadie. He revelado cinco fotos entre todas las que hice, más que suficientes para representar lo que la obra me sugirió; aunque lo que realmente sea o simbolice nunca llega a saberse fiablemente (ni siquiera el autor lo sabe). En arte todo es inaprensible y sobre todo si se trata de creaciones serias, me parece.