5 OCTUBRE 2022

© 2022 pepe fuentes
Autor
pepe fuentes
Año
2022
Localizacion
Alange (Badajoz)
Soporte de imagen
-DIGITAL 800
Fecha de diario
2022-10-05
Referencia
8952

DIARIO DE VIAJE: Al Sudoeste
Día 2.2 Martes (20.09.2022)

… De Medellín a Alange, tan solo cuarenta kilómetros. Aparqué en un punto alto desde el que se divisaba el embalse del mismo nombre. A lo lejos, en la orilla, se atisbaban unas grandes formaciones de piedra que consideré fotografiables. Bordeé la orilla por un sendero que discurría a unos treinta metros sobre el nivel del agua; y no, a pesar de que me esforcé no encontré ningún interés en los encuadres que me proporcionaban el objetivo largo y la distancia. Hacía calor.
Volví sobre mis pasos y me dirigí a la zona donde se encontraba el balneario, con vistas al embalse. Buscaba las termas romanas que habían dado origen al enclave, por la idoneidad de las aguas. No las encontré. Tan solo me fui encontrando con hoteles e instalaciones actuales. En los jardines pululaban los bañistas en albornoz. De pronto, perdí interés por mi búsqueda y me dirigí hacia el centro del pueblo a fin de callejear y hacerme idea de cómo era su morfología. Me gustó sobremanera: calles conformadas por un caserío blanco de dos y tres alturas que trepaba hacia arriba (el pueblo se desplegaba en pendiente hacia la zona del balneario). Las calles eran acogedoras y se respiraba en ellas un cierto aire decadente. Quizá, y no sé por qué, los balnearios mantienen una estrecha relación con la idea de decadencia, decimonónica tal vez. Quizá sea tan solo un lugar común.
De Alange inicié la marcha hacia Mérida, pero antes decidí acercarme a Almendralejo. Me dije: ya que he venido hasta tan lejos, por qué no echar un vistazo a ese pueblo grande. Eso hice.
Llegué en torno a las dos y pensé en comer. Una cosa es lo que yo pueda pensar y otra, muy distinta, lo que consiga hacer. Callejeé por el centro a la búsqueda de un restaurante, pero no, no había ninguno, o al menos no salían a mi paso. Me dije: -esto ya te ha pasado muchas veces en tus viajes, cuando necesitas un restaurante no sueles encontrarlo- Parece tonto y lo es, pero a mí me pasa con demasiada frecuencia. A medida que caminaba incansablemente me fui fijando en las características de la población y llegué a la conclusión de que apenas me interesaba. Finalmente, en la carretera, a la salida del pueblo, encontré un bar en el que conseguí comer. A las cuatro, o poco más, inicié viaje hacia Mérida…
La Fotografía: Escena callejera en Alange. La pareja de edad avanzada, probablemente mediada la setentena, caminaba de la mano muy concentrados el uno en el otro. Cuando pasaron por mi lado, oí que él iba contándole a ella una experiencia que se me antojó de tiempo pasado, con un tono de aventura epatante en el que él había salido triunfante; ella lo miraba arrobada. Me dio la impresión de que se trataba de un amor recién estrenado. Extraordinario y emocionante por improbable el amor en la edad tardía.
“Volver a amar como a los veinte años es imposible. A no ser que seas Don Quijote de la Mancha. Por tanto, el amor se vuelve crepuscular y asustadizo” (…) “Deseo tanto amar y ser amado. A mi edad. A cualquier edad. Todas las edades. Tengo cincuenta y ocho años y deseo amar. Pero si tuviera setenta y ocho también lo desearía”. Manuel Vilas (Los besos).

Pepe Fuentes ·