DIARIO DE VIAJE: Al Sudoeste
Día 5.3 Viernes (23.09.2022)
… En dirección a Huelva, hacia la mitad del trayecto, paré en Trigueros donde había un dolmen sumamente interesante, El Soto.
Llegué al enclave y me encontré con un recinto vallado y una puerta cerrada en la que había un cartel que avisaba que había que pedir cita para la visita (yo no tenía esa cita). Vi que se acercaba a la puerta un grupo de visitantes con un vigilante. Le expliqué que no tenía reserva y, amablemente, me dejó pasar. Lo cierto es que mientras estuve dentro no hubo más de diez personas en el recinto.
Después, llegada a Huelva, localicé el Hotel que, a pesar de ser céntrico, estaba rodeado de una serie de calles cortadas por obras, lo que inesperadamente me dificultó bastante la operación y, sobre todo, aparcar.
Después de tomar la habitación y ducharme salí con la cámara a recorrer el centro de la ciudad.
En torno a las seis y media me encontré con todas las calles abarrotadas de gente, quizá, en parte, porque era viernes por la tarde. Llegué hasta al paseo marítimo donde se encontraba el muelle de embarque del mineral de la compañía Riotinto, construido a finales de siglo XIX, actualmente rehabilitado como elemento de interés histórico y estético.
Volví a la zona céntrica y peatonal, donde en calles y plazas circulaban muchos paseantes. En torno a las ocho decidí sentarme en la esquina de una terraza a tomarme una cerveza, ver pasar gente y a no pensar en nada (eso me resultó fácil).
En esa misma terraza decidí cenar, especialmente porque en la mesa de al lado había una mujer que me gustaba, y eso siempre, en mi caso, suele influir poderosamente en mis decisiones (además, las camareras eran simpáticas, eficaces y atractivas). Me sentía encantado. Quería hacer partícipe a alguien de mi contento y envié un vídeo a mi amiga Carmen, que siempre está ahí para hacerme un poco de caso. Cené un plato de pasta, que no estaba bien cocinado, aunque no me importó demasiado porque yo me sentía realmente bien y feliz en un estado de absoluta relajación y complacida contemplación. Solo me ocupé, de vez en cuando, de fotografiar a los transeúntes. Por qué, por nada, porque sí y porque ellos y yo estábamos allí al mismo tiempo y eso era un buen motivo de celebración.
Después de dos horas en la terraza y antes de que me ofrecieran trabajar como recogedor de vasos, decidí volver al hotel despacio. A las once me acosté…
La Fotografía: Dolmen absolutamente impresionante, bellísimo, de formas sugestivas, misteriosas. “Su longitud es de casi 21 m, variando su anchura desde los 0,82 m en la puerta hasta los 3,10 m en la cámara. Está orientado de Levante a Poniente… En estudio realizado con carbono 14, se pudo fijar la fecha de su construcción hacia finales del tercer milenio. Todas sus piedras están talladas, pintadas o grabadas (a veces fracturadas, por el reciclaje de piedras del anterior monumento). Entre ellas se han encontrado grabados de caza de hace 6000 años”. Wikipedia